CAPÍTULO 22

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POV Alba

— ¿Quién es?

Me senté a su lado ofreciéndole uno de los batidos que había ido a buscar. Puede que no fuese capaz de reconocerlo, pero sabía que estaba tan nerviosa como yo y no me hacía ninguna gracia que llevase sin probar bocado desde ayer.

— ¿Quién? — Preguntó aceptándolo.

— La mujer a la que no le quitas el ojo.

Abrió el plástico de la caña con los dientes y volvió a fijarse en la bailarina que ensayaba en una de las salas acristaladas. Era guapa, muy guapa, con un físico envidiable y unas curvas de infarto también, pero me parecía un poco mayor para ella.

— Eleanor Bellerose, 42 años, viene de Francia — dijo al más puro estilo informativo —. Experta en contemporáneo y su vida privada no figura en ningún lado.

Clavé yo misma la caña en su batido de chocolate con cookies, dándoselo de nuevo para que se decidiera por beber.

— Te has informado.

— Siempre me informo de la competencia. — Explicó dando un sorbo —. ¿Ves a aquel chaval pelirrojo de allí? — Señaló disimuladamente a otro punto del gimnasio —. Ruben Kozlov, 19, campeón nacional de baile de salón. Su madre es Priyanka Kozlov, una de las bailarinas de ballet más importantes de Rusia.

Lo observé levantando unas pesas que parecían diminutas a su lado. 

— ¿Tiene solo 19 años? Parece mayor.

— Y yo tengo 20. — Comentó dando otro sorbo —. Pero en el mundo de la danza nosotros somos ya mayores.

— ¿En serio?

— Si quieres llegar a ser alguien, sí.

Natalia siguió nombrándome a unos cuantos bailarines más con esa actitud fría y calculadora que adoptaba cada vez que entraba en su modo profesional, pero el sube y baja acelerado de su pierna me estaba distrayendo, así que me vi obligada a poner mi mano sobre su muslo para pararla.

El movimiento se detuvo, pero también lo hizo mi parte racional al recordar el sueño de esta mañana. 

Tenía que olvidarlo, no podía ser que cada vez que nos tocáramos entrase en colapso, no a unas horas del festival.

— Solo recuerda que esto no es uno de tus campeonatos y que estamos juntas en esto, ¿vale? — Recordé las palabras que ella misma había utilizado conmigo.

Una sonrisa se dibujó en su labios al poner su mano sobre la mía, entrelazando nuestros dedos y mirándome por primera vez desde que llegué. 

La había desconectado. Bien.

— Gracias por el batido.

— ¿Está bueno?

— Sí, es el que siempre me pido.

— Lo sé, me he fijado.

Dió un apretón a nuestras manos para volver a fijarse en su punto de partida. Me quedé observando a la mujer de piernas largas, había algo en ella que me resultaba vagamente familiar, pero a pesar de su talento innegable no podía evitar sentir cierto rechazo.

— Baila bien. — Comenté sinceramente antes tomar un trago de mi batido.

— Sí... Es increíble.

— ¿Eso significa que te gusta?

Su risa fue casi inmediata.

— Alba, que sea bisexual no significa que me sienta atraída por todo el mundo al que mire más de dos minutos. — Rechazó burlona —. Tengo curiosidad, eso es todo.

Come Out And PlayWhere stories live. Discover now