CAPÍTULO 48

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POV Alba

— Joder, Alba...

Me hizo gracia escuchárselo repetir otra vez. Llevaba todo el recorrido de la galería en bucle.

— ¿Eso es que te ha gustado?

— ¿Estás de coña?

Demandó parando en seco y obligándome a hacerlo a mí también.

— Tía... Me ha flipado tanto, que creo que me he puesto hasta cachonda. Poca broma.

Solté una carcajada y tiré de nuestras manos entrelazadas para que se acercara. Yo también había disfrutado viéndola observar todo con lujo de detalle, apenas había hablado, pero cuando quería era lo suficiente expresiva para que eso no fuese necesario.

— ¿Cuán pretencioso es eso? — Me burlé.

— ¿Me crees si te digo que al principio ni siquiera me he reconocido?

Volvimos a reir, y agradecí internamente el ambiente que se había creado entre las dos. Quería pensar que esta escapada había servido para dispersar un poco sus preocupaciones, igual que - sin pretenderlo - lo había hecho con las mías.

— ¿Te ha molestado que utilizara alguna foto de la sesión?

Me acarició el dorso de la mano y enseguida negó con su cabeza, haciendo que los mechones oscuros que se habían escapado de su coleta se rozaran con las solapas de su americana. Nunca la había visto con chaqueta de traje, pero definitivamente era todo un concepto.

— Es un privilegio que "la gran Alba Reche" considere partes de mi anatomía dignas de exposición.

Subí las cejas con una mueca. No estaba nada de acuerdo con lo que acababa de decir.

— Chica, eres bailarina y te acompaña la genética... Toda tu anatomía es digna de exposición.

Incluso me había tenido que discutir conmigo misma para no convertirlo en un trabajo con una única modelo. Primero, porque pretendía plasmar las diferentes bellezas del cuerpo humano y, segundo, porque habría sido un poco raro.

— Vaya Albi... — Comentó con un mirada socarrona —. Cuidado, que eso parece un cumplido.

— No parece, lo es.

Me encogí de hombros y ella apartó mi flequillo con su mano libre.

— A tí sí que te acompaña la genética. — Contraatacó —. Madre mía... Los ojazos y la boca que tiene tu hermana, ¿no?

Mi mandíbula casi se desencaja porque eso no me lo esperaba. Si Marina hubiese estado aquí, se hubiera caído de culo.

— ¿Puedo grabarte diciendo eso para utilizarlo como arma?

— ¡Alba! — Repuso con una carcajada.

— ¡Natalia!

Puse las manos en sus hombros para que me prestara atención. Los tacones de mis botines compensaban la altura, no del todo, pero sí lo suficiente.

— Que lo digo en serio, que así la noqueo de golpe cuando se ponga pesada.

Negó de un lado a otro y subió la mirada hacia el cielo, dejando toda la longitud de su cuello al descubierto.

Después de dudarlo mucho, esa era precisamente la zona de ella que había acabado seleccionado, resaltando la curva de sus clavículas y ajustando el encuadre para que se viera el contorno de su mandíbula. Pero cuando ya creía que había acabado con mis dilemas, el encargado de la galería me pidió que ampliara la colección, y tuve otro quebradero de cabeza hasta que me decidí por añadir - entre el resto - algunas capturas de sus manos.

Come Out And PlayWhere stories live. Discover now