CAPÍTULO 29

25.7K 761 1K
                                    

POV Alba

Juntar a niños y perros en el mismo espacio estaba siendo más caótico de lo que parecía.

Aunque merecía la pena ver a mi padre tratando de poner orden, mientras dos alumnas le ponían brillo por encima de la barba y él se entretenía jugando con uno de los perros. Decir que no nunca había sido su fuerte.

Pasé por el resto de la sala captando con mi objetivo aquellos momentos que llamaban mi atención. Realmente habíamos parado para hacer un descanso, pero el material que estaba sacando de todos valía oro.

— ¡I'm a bad guy! — Gritó Marilia volviendo de su viaje al baño con los brazos hacia arriba.

La seguí con la mirada hasta que se colgó como un mono en la espalda de Natalia, que estaba de rodillas en el suelo haciendo tonterías con los más pequeños al ritmo de la música. Así es como había conseguido dejarles un respiro a los pobres animales.

Nadie podría decir por su rebosante energía que le habían robado horas de sueño. Que yo le había robado horas de sueño.

Madre mía.

— ¿Se lo dices tú o se lo digo yo?

Me giré asustada cuando Paul me habló tan cerca de repente, dando un paso atrás de inmediato.

— ¿El qué a quién?

— Nada, Albita, que a este paso tendrás que ir avisando a la gatita mayor de que se compre un disco duro para guardar todas las fotos suyas que le tendrás que pasar.

Entrecerré los ojos en su dirección y levanté una de mis manos con la palma hacia arriba.

— Te pareces al meme de la negra con cara de asco. — Aplaudió entre risas —. Que hay cámaras por toda la academia, Albita, que yo lo veo todo. Soy como Dios pero en guapo.

— Y en idiota también. — Rechisté poniendo los ojos en blanco.

— Ya hasta reaccionais igual, qué monas.

— Eres muy pesado, Paul. — Puse mi mano sobre su brazo —. No tienes ninguna gracia, cariño, déjalo... De verdad.

— ¿Quieres dejar a Alba tranquila, granuja?

La voz de Noemí apareciendo por la puerta llamó la atención de todos, y como si tuviera la capacidad de teletransportarse, Natalia voló desde el otro lado de la sala para frenar a las masas y que no se lanzaran a por ella.

— ¡Eh! Atrás. — Extendió los brazos y como por arte de magia se detuvieron —. Despacito... Que está malita.

Oculté una sonrisa mordiéndome el labio cuando pasó por mi mente la última vez que había utilizado esa palabra. No es que quisiera darle muchas vueltas al tema, pero había pasado muy poco tiempo como para tenerlo superado.

Era lo normal.

Su mirada encontró la mía y me guiñó el ojo antes de aupar a Marilia. Esas dos no se separaban ni con cola desde que se habían visto y me daba pena pensar en el por qué.

— Mi duda está en qué momento habéis pasado de no poder compartir ni el mismo aire a compartir ropa. — Habló cruzándose de brazos a mi lado —. Y no sólo ropa, sino que llevas su sudadera predilecta, tronca... A mí casi me arranca las manos cuando se la cogí del tendedero pensando que era de Ici.

Bajé la mirada a la sudadera turquesa y volví a mirar a la morena charlar con Noemí. No era la primera vez que me la prestaba, y desde luego, no iba a ser mi mejor movimiento confesarle al castaño que no era lo único suyo que llevaba puesto.

Come Out And PlayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora