CAPÍTULO 20

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POV Natalia

- Que si, Vicky, que te he entendido. Que no es la primera vez que me quedo sola y a ti te necesitamos más allí.

- Lo sé, pero me preocupa que os pase algo. ¿Te he dicho que puedes recurrir a Rosa en cuanto lo necesites, verdad?

- Ocho veces en lo que llevamos de llamada, Vicky. - Puse los ojos en blanco mientras apretaba el botón del ascensor -. Además, que volverás para el festival y te acabas de ir. Relaja la raja un poquito, que no tenemos seis años.

- ¿Y Alba, cómo está Alba?

- Pues yo qué sé, en la habitación. No tenemos que estar pegadas todo el día como culo y mierda.

Ya habíamos estado lo suficientemente pegadas en los ensayos de por la mañana y necesitaba una pausa después de la comida. Me había ido bien pasar un rato en el piscina del hotel.

- Ay, Natalia, por favor... Llevaos bien... Que tengo a Miguel Ángel preguntándome por vosotras cada tres minutos.

- Y yo te tengo a ti llamándome cada seis. - Repuse haciéndome a un lado para que entrase una pareja de ancianos -. ¿Puedes calmarte un ratito? Te va a explotar la aorta y estás demasiado follable para morir tan joven.

La risa de la coreógrafa llegó acompañada de una mirada de desaprobación por parte de los ocupantes. Ni que ellos no hubiesen follado nunca... ¿Por qué la gente se escandalizaba tanto con estas cosas?

- No tienes remedio.

- ¿Puedo colgarte ya, pesada?

Me aseguré de remarcar el femenino para darle más inri a la situación. Incomodar a la gente con sus convencionalismos era otro de mis hobbies.

- ¿Puedes decirle a Alba que conteste los mensajes de su padre? Esta chica nunca mira el móvil.

Y parecía que yo iba a tener que aprender un poquito de ella.

- Que sí, que ahora se lo digo. Que estoy de camino.

El ascensor volvió a pararse y maldije que Alba me ganara la batalla por quedarnos con una habitación de la última planta. Aquel hotel era demasiado grande y estaba abarrotado de personas que venían para el festival, era genial la idea de que estuviéramos todos juntos y poder conocer a gente interesada en la danza, pero mi vejiga no lo estaba llevando muy bien.

No tendría que haberme tomado ese batido detox después de entrenar.

La mujer que apareció cuando se abrieron las puertas calló todas las voces de mi cabeza, incluso el parloteo de Vicky pasó a formar parte de un segundo plano, secando mi boca al verla entrar.

Wau...

Sus piernas largas estaban aún más estilizadas por las botas de tacón que llegaban hasta sus rodillas, la sudadera larga que cubría su cuerpo era de un granate del que era difícil apartar la mirada, y las ondas rubias de su melena caían hasta su cintura con una soltura radiante.

- Buenas tardes. - Sonrió con encanto.

Su voz era pura melodía, tenía un acento sutil pero percibible y fui incapaz de devolverle el saludo. Estaba demasiado pasmada y, cuando sus gafas de sol desaparecieron, di un paso atrás ante el impacto de la profundidad de sus ojos negros.

Era... Era jodidamente hermosa.

- Natalia, ¿Me estás escuchando?

- No. - Contesté sinceramente volviendo en mí -. Eres muy pesada, Victoria. He desconectado hace rato.

- Vale, lo pillo. Ya te cuelgo. - Aceptó por fin -. Pero por favor, cuidaos mucho la una a la otra, y...

- Y aviso a Rosa si necesitamos algo, sí, como vuelvas a repetírmelo te estampo el teléfono en la cabeza cuando te vea. - Amenacé presionandome el puente de la nariz.

Come Out And PlayWhere stories live. Discover now