CAPÍTULO 46

24.2K 765 946
                                    

POV Natalia

El pinchazo en la columna me hizo parar el movimiento de golpe, pero después de un par de respiraciones, la molestia aminoró y volví a centrarme en el beat de la música.

— Tienes que descansar, Nat.

— No. — Fui rotunda.

— Natalia... Estás agotada.

— No lo estoy.

Era una mentira como una catedral, pero conocía mis límites, conocía mi cuerpo, podía apretar un poco más las tuercas y un puto porté no iba a poder conmigo.

— ¿Tú estás bien? — Dudé poniendo la mano sobre su hombro —. ¿Tu tobillo...?

— Estoy bien, Nat. — Aseguró con una sonrisa ladeada —. No soy yo el que lleva todo el día machacándose.

Despeiné sus rizos castaños antes de darle un beso en la mejilla y volver a poner la canción desde el principio. Lo de tener un mando me estaba facilitando la existencia.

— Pues vamos desde arriba, Sammy.

Le escuché alargar un suspiro, pero enseguida logré evadirme en la coreografía y mi mente se fue despejando como por arte de magia.

"Cuando el mundo se te desmorone y duela, baila hasta que no puedas más"

Y eso es precisamente lo que estaba haciendo, porque mi castillo de naipes se estaba tambaleando tanto, que ya me era imposible no verlo derrumbado.

All these tears that I cry while I'm turned to the side
And you're in the same fucking bed
Wish I had no expectations
But I expect, you expect, we expect

Contuve el aliento en el momento en el que me impulsé a los brazos de mi compañero. Para hacer ese paso se necesitaba confianza plena y una concentración aún mayor, la tenía, al menos hasta que me lanzo en el aire para hacer la rotación.

Hostia puta.

Sam fue lo suficientemente rápido como para atraparme antes de la inminente caída, aferrándome con tanta fuerza contra su cuerpo, que me hundí en su cuello sin dejar de rodearle con las piernas y los brazos.

No podía fallarme también esto. No podía. No ahora.

— Nat...

— Estoy bien, estoy bien, solo dame un momento.

Puse de nuevo los pies en el suelo, y él dejó ir mi peso lentamente hasta que me estabilicé. La espalda estaba por darme por culo, pero no era tan grave. Solo necesitaba coger un poco de aire.

— No te doy un momento, nos vamos al fisio.

— No.

No podía permitirme más días de fiesta, tenía que volver a la carga y ponerme las pilas cuanto antes. El parón de Navidad me estaba pasando factura.

Atrapó mis mejillas para que le mirara a los ojos. Llevábamos bailando juntos toda la vida, nos comprendíamos a niveles en los que nadie más lo hacía, así que supe perfectamente que no iba a dejarme seguir, por mucho que insistiera.

— Noe está bien, Natalia. — Aseguró con firmeza —. Noe está bien.

Puede que ver cómo empalidecía delante mío hasta caer desplomada, me hubiese afectado más de lo que me quería admitir. Era normal, o eso nos dijeron al llegar a la clínica, pero todo lo que se me pasó por la cabeza todavía me aterraba.

Para mí no era normal. Para mí lo normal era tenerla gritando por los pasillos, poniendo orden, y que viera mis ensayos señalándome hasta el más mínimo fallo. Para mí no era normal vivir constantemente con el corazón encogido.

Come Out And PlayWhere stories live. Discover now