Capítulo 1

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La joven recargó la cabeza en su puño cerrado, desplazando su mirada perezosamente por los muros blancos del laboratorio. La anodina voz de su profesora inundaba el salón mientras explicaba los comportamientos de los hidrocarburos en contacto con los ácidos. Su cabello canoso recogido en un apretado moño acompañaba la tensión de sus arrugadas facciones, las cuales adoptaron un aspecto todavía más severo al descubrir que nadie prestaba real atención a la clase.

Ella sabía que encontraría el tema en el manual, por lo que decidió prescindir del tedioso sermón y comenzó a intercambiar susurros con su compañera de laboratorio y mejor amiga, Erika. Muy pronto sus compañeras de mesa, Dalia y Clara giraron sus asientos y se unieron a la charla.

Se encontraban enfrascadas en su entretenida conversación, cuando de pronto la risotada de Erika se hizo oír por encima del murmullo general. La profesora Crane interrumpió su aburrido monólogo para observar a las cuatro chicas, pero sus ojos iracundos se posaron especialmente en una de ellas. A la joven no le sorprendió del todo, considerando que era la tercera vez que le llamaban la atención por hablar en lo que iba del año, el cual había comenzado la semana pasada.

— ¡Anabeth Smith! Pase al frente en este instante.

Como era de esperarse, el salón entero calló. Todas las miradas voltearon hacia ella. 

"Genial, lo que me faltaba."

Inhaló profundamente y obedeció, guardando la calma. Sus compañeros la vieron avanzar, como quien se encamina al nudo de la horca.

De pie frente a la docente, abre su cuaderno de notas y lo deja diligentemente sobre el escritorio, esperando su amonestación. Para su sorpresa, la profesora niega con la mano y señala la pizarra.

— Si se cree tan lista como para ignorar mi clase, resuelva la fórmula. Si lo hace correctamente, no la enviaré a dirección —ofreció, en aparente misericordia.

La joven guardó silencio, pudiendo discernir sus verdaderas intenciones. Ese ejercicio formaba parte de la lección del día. La cual aún no había finalizado su explicación. Esa mujer no buscaba redimirla, sino humillarla frente a toda la cursada para luego enviarla directo a dirección.

Reprimió una sonrisa.

"Lo que no sabe es que ya lo leí en el manual."

La fórmula de los alcoholes era pan comido si sabías interpretar sus componentes. La sonrisa incipiente en los labios de la mujer se fue desvaneciendo conforme la mano de su alumna se deslizaba con gracia sobre la pizarra. En menos de un minuto, completó el ejercicio.

Crane ajustó sus lentes y revisó la respuesta descubriendo, para su perplejidad y enojo, que era correcta. La joven le regaló su más grande y falsa sonrisa, para luego volverse hacia sus compañeros y hacer una reverencia con aire triunfal. Un poco de teatralidad nunca estaba de más, como pudo comprobar al provocar un par de risas y aplausos entre el alumnado.

La profesora se quitó los lentes y pellizcó el puente de su nariz, con frustración. Pese a que ahora debía cumplir con su promesa, aún tenía un As bajo la manga.

— Felicidades, señorita Smith —su elogio activó las alarmas en la mente de la chica—. Como ha podido demostrar, se encuentra bastante avanzada a la clase. Sin embargo, me preocupa que sus compañeras no puedan aprender a causa de sus constantes distracciones.

"Ni un cuerno. Todo el mundo sabe que tu preocupación por tus estudiantes es nula." 

— Así que le pediré que se cambie de lugar y venga con sus cosas al frente, de inmediato. ¡Y en absoluto silencio!

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now