Capítulo 40

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Domingo por la tarde.

Anabeth cerró el último cierre de su mochila y se la colgó al hombro. Montó su bicicleta y salió pedaleando hacia el hogar de los Holmes.

Ya estaba todo listo.

Anduvo a un ritmo ligero, avanzando cuadra tras cuadra sin detenerse hasta divisar la entrada de la propiedad. Dejó la bicicleta a un costado del camino y avanzó hacia la puerta, sintiendo que su emoción se acrecentaba con cada paso que daba.

Las semanas habían pasado volando y con ellas, octubre quedó atrás. Ese domingo no era como cualquier otro. Era 4 de noviembre, el cumpleaños de Mycroft.

Anabeth sabía que el joven nunca había demostrado un verdadero interés por la fecha de su nacimiento. Según él, ese día bien podría tener la misma relevancia que cualquier otro y no encontraba un motivo real de celebración.

Aun así, la joven deseaba que Mycroft pudiera tener un feliz cumpleaños, como cualquier otro muchacho de su edad. Claro que eso no involucraría una fiesta. El pelirrojo detestaba los eventos sociales por lo que esa idea había sido descartada al instante.

Luego de indagar en los mapas de Londres y de hacer algunas averiguaciones, finalmente dio con el lugar indicado para llevar a cabo sus planes, con un poco de ayuda de Margaret, claro.

Anabeth tocó la puerta y aguardó. Esta vez fue la señora Holmes quien salió a recibirla. Solo ella estaba enterada de su visita.

— Hola, Anne. —saludó invitándola a pasar—. Myc está en su cuarto. No sabe nada. 

— Excelente.

— Le diré a Larry que encienda el auto. —murmuró en su oído, como si temiera que alguien las oyera.

Anabeth asintió con la cabeza y se dirigió a la habitación del pelirrojo.

Sin decir nada, abrió la puerta con cautela, descubriendo al genio sentado frente a su escritorio redactando quien sabe qué. Lucía concentrado en su tarea, puesto que ignoró su entrada. Ella se preguntó si realmente se había percatado de su presencia.

— Buenos días... —canturreó entrando a la habitación—. Vengo a molestar.

Al reconocer su voz, Mycroft detuvo su escritura en seco. Se irguió sobre su asiento y volteó, contemplando a la intrusa.

— ¿Anabeth? ¿Qué haces aquí? —inquirió elevando ambas cejas, genuinamente sorprendido.

— Visitándote, claro está. —tarareó como si nada, tomando asiento en la cama.

El joven agachó la cabeza y soltó un suspiro.

— Es por mi cumpleaños, ¿verdad?

— Obviamente. —sonrió de lado, manteniendo una mirada misteriosa en todo momento.

El chico la observó detenidamente, en un intento por deducir sus intenciones. La ropa de calle no le dijo mucho, aunque esta ocasión llevaba su mochila colgada al hombro. Razonó entonces que no iba a quedarse por mucho tiempo. De lo contrario, hubiera dejado dicho objeto en la sala.

"Solo estás de pasada. Quieres llevarme a algún lado." 

Tampoco tuvo que olvidarse de su entrada. No escuchó timbre así que alguien la estuvo esperando. Alguien que supiera y estuviera dispuesto a colaborar en sus planes. ¿Madre o padre? Madre con total seguridad.

"Viaje premeditado. Y madre está involucrada."

— ¿Vas a seguir intentando deducirme o vas a preguntar de qué se trata?

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora