Capítulo 55

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— Y recuerden chicos. Los anuarios podrán pasar a retirarlos a partir de este próximo miércoles. Tendrán que pasar por secretaría y firmar un...

Mycroft suspiró pesadamente, poniendo solo un 25% de su atención en lo que decía la vicedirectora.

Definitivamente la entrega de unos tontos anuarios escolares no estaba dentro de sus prioridades.

Observó a su compañera por el rabillo del ojo. A diferencia de él, Anabeth lucía mucho más interesada en lo que decía la mujer. Pero, siendo francos, ella mostraría interés en cualquier tema que interrumpiera la clase de Crane, aunque fuese solo un breve discurso informativo.

Sin siquiera ser consciente de ello, los ojos de Mycroft se posaron sobre la ojimiel, analizando su lenguaje corporal. Su mirada viajó a su pierna, la cual temblaba impacientemente, y luego a su mano derecha, que dibujaba garabatos sin sentido en el margen de sus apuntes.

"Ansiedad, impaciencia y aburrimiento." Dedujo al instante.

Parpadeó una vez, regresando a la realidad. Se reprendió a sí mismo por dejar que sus pensamientos volvieran a girar en torno a la castaña. Negó con la cabeza y regresó su vista al frente.

"El cariño no es una ventaja." Repitió en su cabeza por décima vez en lo que iba de la semana.

Y apenas era lunes.

<< El cariño no es una ventaja. >>

Ese había sido su mantra. La frase que lo había acompañado a lo largo de su vida.

Y, por primera vez desde que tenía uso de razón, había comenzado a cuestionarse aquellas palabras.

Fue como si esa tarde de sábado, la enorme grieta que ya se había extendido amenazadoramente por lo largo y ancho de sus barreras, se hubiese hecho más profunda.

Ahora no sabía cómo taparla.

No sabía si quería taparla.

La campana sonó, marcando así el final de la clase. La vicedirectora se despidió del curso, saludó a Crane y se retiró del laboratorio, seguida de cerca por los mismos estudiantes.

— Tierra llamando a Mycroft. —pasó la mano por delante de su rostro, sacándolo de su ensoñación—. Guarda tus cosas. Hay que irnos.

— Sí. Enseguida te alcanzo.

Anabeth recogió su material escolar y se puso de pie.

— ¿Lugar de siempre?

Mycroft asintió una vez, manteniendo su expresión indiferente. Observó desde su asiento como la chica comenzaba a caminar en dirección a la salida. Solo cuando ella se fue, soltó un pesado suspiro, liberando así su frustración.

Odiaba este nuevo sentir.

Sí, sentir. La sola mención de la palabra le resultaba irritante.

Tomó sus cosas y salió del laboratorio, dejando que sus pies lo guiaran instintivamente hacia los casilleros, mientras que su mente se focalizaba en organizar sus pensamientos.

Había desarrollado afecto por Anabeth más allá de lo que era apropiado en una relación de amistad. Le guste o no, esa era su nueva realidad y debía aceptarla.

Pero ahora se veía envuelto en una nueva disyuntiva. No tenía ningún tipo de experiencia previa en el asunto. Tampoco contaba con alguien para pedir consejo. Sus padres no eran una opción viable y Anabeth mucho menos, por motivos obvios.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora