Capítulo 41

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Mediados de Noviembre.

Era un sábado por la tarde. A pesar de ser un día soleado, el viento helado podría hacerte estremecer hasta los huesos si no contabas con el abrigo adecuado.

Anabeth suspiró, observando como su aliento se congelaba en el aire. Acomodó su bufanda y siguió caminando a la par del pelirrojo.

— Recuérdame una vez más, ¿por qué estamos aquí a la intemperie y no en tu casa... donde sí hay calefacción?

— Porque hace más de una semana que no veo la luz del sol. Y necesitaba despejar mi mente.

— ¿Aún bajo estas temperaturas? —soltó con desdén—. Sí, definitivamente estás demente.

— ¡Oye! No exageres. Además, es agradable cuando estamos bajo el sol. No es mi culpa que el clima de Londres sea horrible.

Mycroft observó a su compañera. No era la primera vez que escuchaba ese tipo de críticas sobre el clima de la ciudad. 

— Supongo que jamás te acostumbraste, ¿verdad?

Ella asintió.

— El lo único que realmente extraño de Nueva York. —habló, sonriendo con nostalgia—. Al menos allá estaba soleado la mayor parte del año. Londres resulta lúgubre en comparación... Aun así, no tenías que acompañarme si no querías.

Mycroft rodó los ojos.

— ¿Y qué más podría hacer? No iba a volver a mi casa.

— ¿Por qué no? 

— Unas señoras muy desagradables se han establecido temporalmente en mi hogar. A raíz de ello, no volveré hasta que dichas féminas se hayan retirado.

— Mycroft, no puedes usarme de coartada cada vez que las amigas de tu madre vienen de visita. Es la tercera vez en lo que va del mes.

— Puedo y lo seguiré haciendo. —afirma—. Además, madre no se opone cuando vengo de visita por motivos académicos.

— Lo cual es una mentira. —dirigiéndole una mirada acusatoria.

— Naturalmente. —volvió la vista al frente—. Pero es un pequeño precio que estoy dispuesto a pagar.

Anabeth rueda los ojos.

— Como si Margaret realmente creyera que vienes a casa para estudiar. —suelta sin más, pateando una piedrita en su camino.

El pelirrojo ladea la cabeza, observando a su compañera con curiosidad.

— ¿Y qué otra cosa podría pensar?

Ella se encoge de hombros.

— Yo solo digo... que si sigues utilizando la misma excusa, Margaret va a pensar que estamos estudiando anatomía. Y no precisamente la teoría. 

Mycroft frunce el ceño, intentando hacerle algún sentido a la advertencia.

— Ese tema no entrará en los exámenes de mitad de año. —la mira con extrañeza—. No tienes motivos para preocuparte.

"No me entendiste."

La castaña aprieta los labios en una fina línea, resignada. Las frases de doble sentido eran algo que su amigo aún no dominaba del todo.

— Y por eso yo soy la mayor... —recitó en voz baja.

— ¿Hmm?

— Nada, nada. Pensaba en voz alta.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now