Capítulo 6

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Una A+ sobresaliente figuraba en la hoja del informe. Mycroft y Anabeth no podía estar más que conformes al respecto. 

El joven reconoció que no había sido tan terrible hacer equipo con Smith. La castaña supo hacer valorar su trabajo, era organizada en cuanto a la distribución de tareas, investigaba más allá de lo estrictamente necesario y su capacidad de redacción estaba a la altura. 

Anabeth, así mismo, disfrutó de trabajar con Mycroft. Quizá no conversaba ni era tan amigable como sus amigas, pero su eficiencia lo compensaba con creces. Fue un soplo de aire fresco para ella el no tener que preocuparse por liderar el equipo ni verse en la necesidad de trabajar a contrarreloj. Algo que normalmente sucedía cuando trabajaba con las chicas. 

Resultó curioso que, a pesar de sus diferencias, pensaban de manera muy similar en cuanto a la resolución de proyectos se trataba. Esa tarde, en la casa del pelirrojo, se encontraron envueltos en una extraña armonía. No hubo peleas ni discusiones. Apenas una consulta o recomendación, pero la mayor parte del tiempo fueron autosuficientes y confiaron en que el trabajo del otro estuviera al mismo nivel.

Desde ese momento surgió un acuerdo tácito entre ellos. Cuando necesitaran trabajar en parejas, Anabeth voltearía a ver a Mycroft . Si él asentía con la cabeza, cerrarían el acuerdo. 

Dalia podría seguir trabajando con Mark las veces que quisiera. Sinceramente, a Anabeth ya no le importaba.

Transcurrieron las semanas, y con ellas, la relación entre Anabeth y Mycroft presentó grandes mejorías. El muchacho se mantenía distante y muy rara vez entablaba una conversación por fuera de lo estrictamente académico. Pero ya no se dirigía a ella de manera hostil ni la percibía como una rival a superar, sino como una colega. Una igual. 

Anabeth debió de admitir que las visitas bajo el roble durante los recesos y los trabajos en equipo tuvieron un papel fundamental en la construcción de ese extraño vínculo. 

***

Enero, principios del segundo trimestre. 

Las vacaciones de invierno pasaron en un parpadeo. La castaña se encontraba almorzando junto a su grupo en una de las mesas de la cafetería.

— Anabeth, tenemos que hablar de algo. —soltó Dalia de repente.

La nombrada volteó en su dirección. Jamás la llamaban por su nombre real, a menos que se tratara de un asunto serio. La más bajita prosiguió.

— ¿Vas a seguir haciendo equipo con Mycroft o volverás con nosotras?

Anabeth elevó una ceja ante tal cuestionamiento. No le molestaba la pregunta en sí, sino el tono con el que fue dicho. Inmediatamente observó a Clara y a Erika, queriendo saber si compartían el sentimiento.

Por fortuna, ambas lucieron tan desconcertadas como ella. Eso la tranquilizó, pero solo un poco.

— Daly, sabes que no tengo problemas en trabajar con ustedes. Pero creo que el rencor estuvo de más. —replicó, manteniendo la calma.

— Perdón si soné muy brusca, pero no puedes negar que en estas últimas semanas has estado haciendo equipo con ese... —al ver la advertencia en su expresión, decidió retractarse—. Con Mycroft. Y a nosotras nos hiciste a un lado.

La castaña abrió los ojos con enormidad, sin saber qué decir. Fue como si le arrojaran un balde de agua fría. No era posible que su amiga le estuviera recriminando por no hacer un tonto proyecto de ciencia con ella. 

Flashback:

<< El profesor Gonzales terminó de dictar la consigna del próximo trabajo en parejas. Dalia tocó el hombro de Mark, llamando su atención.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now