Capítulo 12

1.4K 185 39
                                    

"Estamos fritos."

Anabeth se dirigió a la entrada. Como de costumbre, Walter la saludó sonriente con un beso en la mejilla.

— Hola, papá. Todo bien en la escuela. Nada que reportar. —sonrió tensamente.

— Genial, creo que sobró un poco de pollo en el refrigerador. Puedo hacerlo con un Wok de verduras. ¿Qué dices, eh?

— Sí, suena bien.  

Walter intentó avanzar pero Anabeth se interpuso en su camino. El hombre la miró, interrogante.

— Escucha. Antes de que digas nada, tengo algo que decirte. 

Inhaló profundamente reuniendo valor y, procurando sonar lo más tranquila y natural posible, habló.

— Invité a Mycroft a pasar la tarde en casa. Larry pasará a recogerlo en unos minutos. No te molesta... ¿verdad?

Walter elevó ambas cejas, genuinamente sorprendido.

— ¿Él sigue aquí?

— Sí.

La joven tragó saliva. Su silencio no la tranquilizó en lo absoluto.

— Okey... Supongo que debo presentarme. No quiero parecer descortés.

A pesar de que sus palabras conservaban su tranquilidad habitual, la joven percibió el cambio en su semblante. Sintiendo el pánico creciente en su interior, intentó decir algo más, pero Walter pasó de ella y siguió su camino a la cocina.

Mycroft inmediatamente se puso de pie al verlo.

— Buenas noches, señor Smith. —saludó con cortesía, sacando a relucir su mejor sonrisa—.  Lamento presentarme de esta forma. Soy Mycroft Holmes.

Intentó añadir algo más a su discurso de presentación, pero fue cortado abruptamente por el hombre.

— Sí, sé quién eres. Siéntate. —dijo a secas—. Tú y yo tenemos cosas de qué hablar. 

Mycroft tragó con dificultad, sintiéndose repentinamente diminuto bajo la mirada penetrante del hombre. Inmediatamente regresó a su asiento y observó a su amiga en silencio, en busca de apoyo.

La chica, pálida como una hoja, se acercó con la intención de frenar... lo que sea que su padre estuviera tramando. Pese a los nervios, no podía permitir que tratase a su amigo de esa manera tan hostil.

— Papá, tranquilízate. Mycroft solo...

— Luego hablamos, Anabeth. —la cortó a media oración, volviéndose hacia el muchacho—. Así que... Mycroft, ahora que nos conocemos, te pregunto. ¿A qué viniste hoy? Porque por asuntos del colegio no fue.

El muchacho permaneció inmóvil en su lugar, sin saber qué decir.

"He venido aquí decenas de veces. Anabeth me afirmó que contaba con su consentimiento, incluso sabiendo que estaríamos solos todo el tiempo. ¿Qué es lo que cambió? ¿Tan solo porque me vio en persona? Carece de toda lógica."

— Le hice saber a Anabeth que no tenía deseos de volver a mi hogar y ella muy gentilmente me ofreció pasar la tarde en su hogar. —respondió en el acto, sin dejar que el tono del hombre lo intimidara.

Walter asintió, observándolo con severidad.

— ¿Y qué estuvieron haciendo en todo ese rato? Si se puede saber. —volteó a ver a su hija—. Anabeth, no me dijiste nada al respecto.

— ¡Ay, por todos los cielos! —exclamó, muerta de la vergüenza—. Solo estuvo leyendo en el sofá mientras yo hacía mi tarea. No hicimos nada de lo que estás pensando, pa. 

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now