Capítulo 5

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Clase de historia, martes 12:52 AM.

— Anoten: para el martes que viene realizar un informe sobre la Segunda Guerra Mundial, relacionando los conceptos vistos en la materia. —el profesor comenzó a dictar—. El trabajo se realizará en parejas, debe contar con una extensión de 10 hojas como mínimo y ser manuscrito. Cualquier intento de copia sin el citado correspondiente será aplazado.

— Profesor, ¿se puede dé a tres? —alza la voz uno de los chicos del fondo.

— De a dos, señor Brown.

Anabeth observó a sus amigas. Erika y Clara trabajarían juntas es vez, así que lo haría con Dalia. Se acerca a la pelinegra y sacude gentilmente su brazo para llamar su atención.

— ¿Y Daly? ¿Juntas entonces?

— Perdón Anne, ya tengo compañero.

— ¡¿Qué?!

La chica baja la mirada apenada y, con disimulo, señala al chico sentado en el banco de adelante.

POV Anabeth:

"¿En serio? ¿Me cambias por un chico? Eso sí es un golpe bajo, amiga."

Respiro profundamente, reprimiendo mis deseos de estrangularla. El joven adelante nuestro se llamaba Mark. A Dalia le gustaba y le ilusionaba la idea de pasar tiempo con él. El proyecto solo era la excusa.

Lo único que no pude anticipar fue que me dejaría de lado en el proceso.

— ­Anne, yo... perdón. —se vuelve hace diminuta bajo mi mirada—. Por favor... 

Ante su súplica, no me queda de otra más que respirar profundamente y relajar mi expresión.

— Ok, te la dejo pasar esta vez. Pero me debes una. Y de las grandes.

— ¡Sí! Gracias, gracias. —me sonrió y retomó su plática con el azabache de ojos verdes.

Arrugo la nariz, asqueada. No negaba que Mark tenía un rostro agraciado pero, en cuanto a ingenio y personalidad, el muchacho dejaba mucho que desear. No entendía porqué a mi amiga le atraían esa clase de chicos.

Bufo molesta. A pesar de haberla dejado salirse con la suya, eso no significa que apruebe lo que acababa de hacerme. Amigas antes que novios. Esa es la ley. 

Ahora que me he quedado sin compañera, una pregunta importante surge en mi mente.

"¿Con quién diablos haré el trabajo ahora?" 

Recorro el salón con la mirada, en búsqueda de posibles candidatos. La mayoría ya tenían a sus parejas. Los únicos disponibles eran los chicos del fondo. Preferiría trabajar sola antes que hacer equipo con alguno de esos vagos.

De repente, suena la campana del recreo. Les hago una señal a las chicas para que se adelanten. Esperaría a que todos salieran para hablar con el profesor en privado y pedirle si podía hacer el proyecto sola.

Poco a poco el salón se fue vaciando. El único que permaneció en su pupitre fue mi compañero de laboratorio. Probablemente aguardaba a que todos se fueran para finalmente poder retirarse. O quizá no tenía intenciones de abandonar el aula en primer lugar. Vaya uno a saber. Pero el verlo ahí sentado leyendo me dio una idea.

"Qué remedio..."

Me acerqué a él, parándome frente a su mesa.

— Hola, Mycroft...

— No. —respondió tajante, sin despegar los ojos de su lectura.

— ¿Qué?

— La respuesta es no.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon