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Todos se estaban retirando, no sin antes desearle un feliz matrimonio a la joven pareja.

El Capitán recibía las buenas vibras con una gran sonrisa.

Y Tony... Tony moría por dentro.

Los nervios escalaban dolorosamente su cuerpo y la ansiedad no permitía que estuviera relajado.

El soldado lo reclamaría, lo volvería su Omega en toda la palabra.

Además, su celo también le preocupaba.

A veces se presentaba momentáneamente.

Sobre todo cuando Steve expulsaba su aroma.

—Tony, cariño ¿Estás bien? —María, su madre lo miro con preocupación.

Evitó mirarla mal.

Tal vez, si se lo hubiera preguntado antes, no estaría tan molesto.

—Lo estoy. —El Omega miro a Howard hablar con el rubio.

Parecían quedar de acuerdo en algo; según la manera en que su padre asentía a cada momento.

Cuando ambos terminaron de hablar; Rogers se dirigió a él.

Tragó con fuerza.

—Anthony... ¿Podemos hablar a solas?

El castaño dudo en aceptar.

—... Vamos.

Ambos subieron las escaleras en silencio. Incluso Rogers parecía absorto en sus pensamientos.

Tony abrió la puerta y ambos entraron.

Sintió el calor corporal subir.

Estaba solo con el Alfa.

—Mañana partiremos a nuestra casa. —Comenzó a hablar el rubio, mientras caminaba por la habitación—. Así que puedes empacar lo que necesites.

Anthony lo miro sorprendido.

—¿No vamos a vivir aquí?

—Mmmmm no me parece correcto. —El soldado lo miro fijamente.

Tony suspiro.

Debió suponerlo, estaba hablando con Steve Educación Rogers.

—Te advierto que si no me agrada, regresaré a la casa de mis padre. —Advirtió el Omega.

Steve no dijo nada.

Los dos volvieron a un silencio incómodo.

¿Acaso el Capitán esperaba algo de él?

—Anthony, yo... —Sin darse cuenta, tenía el cuerpo del soldado pegado al suyo.

Se perdieron en la mirada del otro.

El pequeño genio miro los labios del hombre.

—Tony... —Steve abrió los labios queriendo llenar sus pulmones de aire.

Pero el hijo de Howard estaba demasiado entusiasmado para pensar correctamente.

Se alzó en puntas y lo beso.

Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo y el calor subir en su sistema.

El rubio lo tomó de la cara y profundizo la caricia.

Beso sus labios lento y abrasador, invadió su cavidad vocal y paseo su lengua por la zona, explorando y descubriendo.

Tony soltó un gemido débil.

La sensación húmeda le causó un tirón en el vientre.

Su labio inferior fue presa de los dientes ajenos.

Jadeo en busca de aire.

—Tony, eres... —Los ojos azules del soldado se encontraban nublados.

Anthony se estremeció.

El Capitán pego sus frentes y aspiro con fuerza.

Beso su frente y se alejo.

—Yo... Mañana vendré temprano a recogerte. —Steve mantenía la respiración errática—. Buenas noches, Anthony.

Apresurado, el soldado salió de la habitación.

El Omega se quedó parado en medio de esas cuatro paredes.

¿Se fue?

No pudo impedir el sentimiento de decepción, aunque una parte de él estuviera aliviado.

Se tocó los labios y gruño.

Maldito Rogers. 

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora