Epílogo

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Todos en la sala reían discretamente.

El Capitán cargaba a un pequeño bebé rubio y de brillantes ojos azules, en medio de una importante reunión.

—¿Alguna sugerencia? —A pasar de tener a su hijo babeando su uniforme, su rostro era serio y su tono era el de un militar.

Todos negaron.

—Bien, pueden retirarse.

Cada uno de los agentes pasaban a su lado y miraban al pequeño. Era una ternura, idéntico al Capitán.

—Te ves adorable. —Bucky, como el mejor amigo que era, comenzó a burlarse del rubio—. Te da un aire más hogareño.

Steve ignoró al castaño y se centro en Johnny.

Era un bebé muy inquieto, pero sabía dónde y como comportarse. Gracias a Dios.

—¿Cómo va el embarazo de Bruce? —Preguntó mientras dejaba que su hijo mordiera parte de su uniforme. Apenas le estaban creciendo los dientes y todo se lo llevaba a la boca.

—Está en esa etapa en qué no me quiere cerca, pero tampoco quiere que lo deje solo. —Suspiró agotado el Alfa de largos cabellos—. También tiene muchos antojos.

Rogers comprendió. La nostalgia golpeó su cuerpo.

—Steve. —En la puerta, Peggy miraba a ambos soldados— ¿Por qué no me dijiste que venía mi niño preferido?

—Deja que Peter y Harley escuchen eso. —Se burló el Capitán.

Peggy, encantada por esos ojitos azules, camino hacia el bebé y lo cargo con infinita ternura.

—Ha crecido tanto. —La castaña (con alguna que otra cana) se dirigió está vez al Alfa rubio— ¿Cuándo regresa Tony?

El soldado sonrió con algo de tristeza. No lo sabía.

Bucky y Margaret se miraron.

—Oye, no pongas esa cara. —James palmeó su hombro—. Parece que no lo verás nunca más.

Steve sabía que era una exageración de su parte, sin embargo, extrañaba como un loco a su Omega.

—Apa... —El pequeño estiró sus bracitos hacía Steve. Éste sonrió.

—Vamos a casa, Johnny. —Tomándolo en brazos, beso su cabecita, rubia igual que la suya, y se despidio de sus compañeros.

El camino a su hogar se le hizo extremadamente corto. Pensar en llegar y no encontrar a su pareja lo desanimaba un poco.

La noche había caído sin que él se diera cuenta. Todo el día había estado en la agencia.

—Eres un buen niño, Johnny. —Le sonrió a su bebé antes de bajar del carro. Para estar todo el día en SHIELD, se había comportado bien. Habían muchos pequeños que se desesperaban, ya sea por aburrimiento o por estar rodeado de tantas personas. Su hijo sería muy bueno conviviendo.

Cuando entro a la casa, un aroma delicioso lo embargo. Más intenso y reciente.

—¡Sorpresa!

De un momento a otro, Peter y Harley se hicieron presentes de un salto. Steve sonrió feliz.

—Peter, Harley, ¿Cómo es que...?

—Llegamos hace media hora. —De las escaleras, su Omega bajaba con esa elegancia que siempre lo caracterizo. El bebé quiso llorar cuando vio a su papi —. Johnny, te extrañé mi pequeño diablillo.

El Capitán sintió la cercanía de su esposo. Éste tomó al bebé en sus brazos y lo beso en la frente calmando su llanto leve.

—¿Me extrañó Capitán Rogers?

Steve no respondió, simplemente lo beso.

—Ugh. —Peter, Omega de 17 años, miró a otro lado.

—Que asco. —Harley, Alfa de 15, hizo el ademán de vomitar.

Tony comenzó a reír pegado a los labios de su Alfa.

—Son unos dramáticos. —Se quejó Anthony, dejando un beso casto en los labios de su esposo. Tal vez para molestar a los jóvenes.

—¿Disculpa? —El mediano de sus hijos hizo un gesto indignado.

—Pops, dile algo. —Peter se dirigió al soldado.

—También te extrañé. —Dijo Steve, encerrando la cintura de su genio.

Éste le sonrió coqueto. El rubio podía derretirse ahí mismo; la edad le sentaba sensacional.

—Yo más, beloved.

Johnny, en brazos de Tony, estiró sus brazos a sus hermanos.

—Parece que también los extraño.

Peter, dulce como era, corrió hacia su hermanito y comenzó a llenarlo de besos. Era tan jodidamente tierno.

Harley, un poco más arisco, se acercó y pellizco los cachetes de su hermano.

—Realmente crecen rápido. —El Omega miraba a sus cachorros.

Su Alfa beso su mejilla y le sonrió.

—Al menos tenemos a Johnny. —El soldado escondió su cara en el cuello de Tony y aspiro su aroma—. Te amo. Te amo tanto.

El castaño se aferró al cuerpo de su pareja.

Él también lo amaba.

—Pops, fue increíble. El abuelo expuso un prototipo equipado con lo último en tecnología, tío Rhodey lo probó y se veía genial, era fantástico...

—Oh ¿Recuerdas cuando voló? —Siguió Harley, igual de extasiado.

—¡Si! —Gritó Peter.

Johnny aplaudía ante lo emocionados que estaban sus hermanos.

Tony negaba divertido aún en brazos del soldado.

—¿Fue divertido? —Preguntó Steve.

—Si, algo. Los inversionistas de la industria no dejaban de decirme que ya no era un niño, y que mis hijos eran dignos nietos de Howard Stark.

—Howard los adora.

—Ni que lo digas, mi madre también. —Anthony lo miro a los ojos— ¿Y Sarah? 

—Supongo que necesitaba tiempo para ella. —Steve se encogió de hombros—. Se fue con una de las enfermeras del hospital de Brooklyn. Dijo que llegaría en estos días, sabes que no puede vivir sin ver a sus nietos.

Si bien, Sarah ya no era tan joven como antes, seguía conservando ese espíritu jovial y fuerte. Digna madre del Capitán América.

Tony sonrió al recordar cómo su suegra lloró cuando nació Johnny; dijo que se parecía mucho a su Steven cuando era pequeño.

—Johnny será igual de guapo que tú. —El Omega pasó sus brazos por los hombros de su Alfa.

—Espero que tenga mi personalidad.

—¿Estás insinuando algo? —Tony lo miro con sospecha.

Steve soltó un carcajada, y en medio de risas negó.

—¡Vamos a ver una película! —Harley corrió a la sala dispuesto a escogerla.

—¡Harley, que no sea de terror! —Peter corrió con el bebé en brazos.

La pareja los miraba con diversión.

—¿Ordeno pizza?

—¿Tenemos otra opción? —Contestó el soldado.

Amaba a su familia.

SerendipiaOnde histórias criam vida. Descubra agora