Serendipia

60

—Pierce está muerto.

La pareja se abrazaba en la intimidad de su cuarto. Anthony amaba su cama.

—¿De verdad? —Tony miró a su esposo, pero no por ello quitó sus manos del cuerpo del rubio. No señor. Le encantaba su calor.

—Se encontró su cuerpo. —Y es que, desde hace 3 semanas que todo había terminado.

O al menos la mayoría.

El castaño suspiró aliviado. Al menos ese idiota no sería una preocupación para él... Y su bebé.

Steve se aferró al cuerpo de su esposo. Aspiró el aroma de Tony, justo en la marca de unión y sonrió.

Estaba feliz, muy, muy feliz.

—Sera un niño muy sano. —Steve acarició el vientre de su Omega.

Según los análisis, tenía aproximadamente 10 semanas de embarazo.

Sarah estaba tejiendo día y noche ropa para el bebé; ropa blanca, amarilla y roja (la roja a petición de Tony).

—Ya lo creo. Será tu hijo. —Aunque también corría el riesgo de ser flojo como él.

Sonrió divertido. No, su hijo sería como el Alfa, lo presentía.

—Jugare con él, le enseñaré a dibujar, también lo llenaremos de amor y...

Rogers no dejaba de hacer planes, de imaginarse a él con su cachorro y su pareja, de fantasear en como sería su pequeño.

Realmente quería ser papá. Steve nació para ser padre.

—Oye, super papá. —Anthony acariciaba sus cabellos, mientras el rubio se recostaba suavemente en su vientre—. Te amo.

El soldado levantó la cara con una sonrisa ilusionada y enamorada.

—Yo también te amo. —Besó su estómago por encima de la ropa—. Los amo con mi vida.

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James admiraba la mueca de concentración que hacía Bruce mientras arreglaba su nuevo brazo.

Después de todo, había sobrevivido, aunque no completo.

—¿Qué es tan gracioso? —Preguntó el científico, al mismo tiempo que terminaba el chequeo.

A Bucky aún le costaba mover su brazo.

—Nada. —El Alfa lo miro con una sonrisa tímida—. Gracias.

Banner asintió.

Se sentía mal. Si tan sólo hubiera alcanzado el cuerpo de James cuando el edificio se derrumbó, él... Tal vez...

—Supongo que ahora no soy el Alfa del que te enamoraste. —Bucky lo miraba con diversión, pero incluso Bruce se dio cuenta que había algo de seriedad.

—Deja de decir tonterías. —El Omega le mando una mirada severa—. Eso no cambia nada.

—¿Por qué?

—Por qué sigues siendo tú. No importa si tienes un brazo metálico, eres tú, el idiota y coqueto Barnes. —Respondió muy seguro Bruce.

James lo jalo hacia sí y lo beso.

Lento, tranquilo, tratando de transmitirle su amor.

—Me alegra que pienses así.

—Si tú me quieres con todo y Hulk, para mí no será difícil quererte con todo y brazo de chatarra.

—Oye, mi brazo es genial. —James hizo un puchero.

Bruce, por primera vez, inicio el beso.

Barnes jadeo ante la sorpresa, pero después correspondió. Claro que lo hizo.