Serendipia

42

Tony se agarro el pecho a la altura del corazón.

Algo le incomodaba, algo no estaba bien, el lazo se tenso.

—¿Sucede algo? —Sarah se colocó a su lado y lo observó con preocupación.

El castaño sonrió y asintió "Nada malo" fue lo único que contestó para no asustar a su suegra.

La mujer se alejó no muy segura.

Anthony continuó picando la poca verdura.

Una semana más sin Steve... SHIELD había dicho que podía irse, y lo hizo, porque Sarah no podía estar sola, era la mujer más importante para su Alfa, lo mínimo que él podía hacer, era cuidar de ella.

Y lo hacía encantado. Sarah era maravillosa y única.

Observó la luna en lo alto del cielo, odiaba sentirse ansioso, incómodo; necesitaba estar con su esposo, en la casa, juntos.

—Lo extraño. —Anthony dejó el cuchillo en la mesa y miró a la rubia.

Está se encontraba sumergida en sus pensamientos.

Ambos estaban preocupados.

—Puede irse a dormir. —Tony le puso una cobija en los hombros—. Terminaré de picar y estaré al pendiente. Necesita descansar.

Sarah le sonrió maternalmente. No quería aceptar, pero su cuerpo ya no era tan joven.

—Gracias tesoro.

El castaño vio como la señora Rogers subia las escaleras.

Suspiró cansado.

—"¿Necesita algo?"

Anthony sonrió al escuchar a Jarvis.

—No Jar, gracias.

Tenía tantas ganas de pedirle la ubicación de su Alfa, pero sabía que eso sería arriesgado.

Y él no arriesgaría a su esposo.

Continuó con su tarea por algunos minutos más, se sentó en el sofá y comenzó a estudiar los planos que tenía en la mesa.

Necesitaban armaduras más fuertes... Steve necesitaba más protección.

El teléfono sonó.

Tony lo tomó acostumbrado a las llamadas sin importancia, a las llamadas de cualquier idiota que marcaba números al azar.

—¿Diga?

—El Capitán Rogers se encuentra en el complejo herido de gravedad.

Fue lo único que necesito para saltar de su lugar.