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Steve estaba en posición de combate.

Hulk se acercaba a ellos, con pasos pesados y gruñidos molestos.

—No lo hagas. —Tony lo sostuvo por el brazo, impidiendo que Steve atacará en defensa.

—Pero...

—Es Bruce... —Anthony no dejaba de ver a la bestia—, es él.

El soldado miró hacia la dirección del según científico. Por un momento dudo de su Omega, pero al ver a Bucky corriendo tras Hulk, se lo confirmó.

—Tony...

—Arreglare las cosas, vete. —El rubio lo miro mal—. Acabas de salir del hospital.

Los gritos y el sonido de las armas distorcionaban la discusión de la pareja.

—Anthony, esto no es cuestión de...

—Steve, por favor. —El castaño comenzó a desesperarse—. Confía en mí.

Rogers jamás escaparía, jamás dejaría solo a su Omega, pero los ojos de Tony... ¡Maldición!

—Si las cosas se complican, entraré.

Con esa última condicion, Steve se fue retirando poco a poco.

El Omega ahora podía pensar con calma, sin necesidad de poner en una balanza a su amigo y a su pareja.

Todos atacaban al sujeto y eso parecía molestarlo más.

—Mierda, ya dejen de atacar. —Tony corrió en medio de toda esa pelea, buscando quedar cerca de Bruce. Pero los movimientos agresivos de Hulk eran un impedimento.

Terminaría con un hueso roto.

—¡Bajen las malditas armas! —Gritó desesperado el castaño.

Hulk gruñó al ser el receptor de todas las balas. Su piel era dura, tanto, que las armas no parecían hacerle nada.

Aplastaba, golpeaba y gruñía sin control alguno.

Anthony miraba el lugar, tratando de planear algo, de parar todo eso.

Steve por su lado, observaba de lejos preocupado; al igual que el castaño, se había dado cuenta que los disparos sólo alteraban más al científico.

Rápido, se abrió paso hacia Coulson.

—Digales que paren. —El hombre brincó espantado ante la repentina petición, pero al ver que era el Capitán, inmediatamente dio la orden sin preguntar más.

Hulk respiraba alterado, desconfiado de que todos pararan de atacarlo.

—¡Bruce! —Anthony salió de entre los escombros— ¡Bruce, todo está bien!

La bestia gruñó, no quería que se le acercará.

Los agentes estaban atentos a cualquier movimiento de Hulk, Steve también lo estaba.

—Bruce... Déjame ayudarte.

Un disparo despertó la furia de Bruce; Pierce había comenzado a atacarlo.

La mirada verde de Banner se posó en el castaño y ante la confusión, se fue contra él.

Steve corría hacia su Omega, Pierce fue sostenido por algunos agentes, y antes de que los demás comenzaran a atacar, Bucky salió en defensa del científico.

—¡Bruce!

Hulk paró ante la voz del sargento, justo en el momento en que Tony era cubierto por una armadura.

Bruce, lentamente, volteo a verlo ignorando al hijo de Howard.

Barnes sonrió ante la atención del Omega.

Todos en el lugar quedaron en silencio.

Steve llegó hasta el genio, quien desactivo el mecanismo de defensa que tenía en el reloj de su mano derecha.

—¡Tony! —Rogers lo encerró en sus brazos. No preguntó por la armadura de hace un momento, no le interesó.

—Estoy bien. —El castaño le sonrió, mirando de nuevo al sargento con Hulk.

James se acercó despacio, midiendo el peligro.

Hulk negó como un niño asustado.

—Bruce... Vuelve conmigo. —Bucky estiró su mano—. Por favor.

El científico tembló en ese gran cuerpo, se sentía mareado, distinto.

Ante los ojos de todos, la gran bestia verde se fue convirtiendo en un pequeño hombre... Un Omega.

—Bucky... —Bruce tropezó, pero Barnes no lo dejó caer.

El Alfa le sonrió con alegría, mientras lo cubría con su chaqueta.

—Hola. —Saludo Buchanan. Banner bajo la mirada avergonzado.

Steve y Tony estaban retirados de la pareja, pero aún así, fueron testigos del cariño que esos dos se tenían.

SerendipiaKde žijí příběhy. Začni objevovat