Final

14.3K 1.5K 114
                                    

Sarah estaba al lado de Steve, tratando de que esté no entrara en el cuarto donde Tony estaba dando a luz.

—Mamá...

—Estará bien, cariño. —La Omega desplegó su aroma, calmando un poco los tensos músculos del Alfa.

Bucky estaba sentado junto con su Omega, Sam y Natasha se encontraban hasta el fondo y Rhodes platicaba con la señora y señor Stark.

Todos esperaban alguna noticia del Omega y el cachorro.

—Quiero verlo. —Steve se mostraba ansioso. Su lobo interior daba vueltas, aullando por su pareja.

Sarah le sonrió y lo abrazo.

Su pequeño siempre había sido muy sobreprotector.

—Todo saldrá bien. —Howard apareció en la visión de ambos rubios—. Es mi hijo después de todo. Terco y fuerte.

Los Rogers asintieron.

Steve suspiró; su estado emocional era confuso. Estaba feliz, su hijo nacería y lo vería por primera vez, pero también estaba la preocupación. Por mucho que lo evitará, había escuchado las complicaciones de un parto.

Y estaba muriendo del miedo por eso.

—¿Señor Rogers?

Una mujer de una edad ya madura se paró en medio de la multitud. Todos, como hormigas se acercaron con la intención de saber las noticias.

Incluso la doctora sonrió divertida. Anthony Rogers (Stark) era un Omega muy apreciado.

—¿Cómo está Tony?

La señora lo miro fijamente.

—Su estado está bien. Agotado y algo adolorido, pero es normal. —Steve pudo respirar con tranquilidad—. Tiene que tener mucho reposo.

—¿Y mi nieto?/ ¿Ya nació mi nieto? —Preguntaron al mismo tiempo Sarah y María.

La doctora les dio una sonrisa llena de ternura. Esas eran las noticias que le encantaba dar.

—Es un niño sumamente hermoso.

Todos en la sala festejaron. Cada uno felicito al Capitán, quien no estaba tan lejos de llorar.

Parecía una verdadera fiesta en ese lugar.

—¿Me acompaña?

Rogers asintió energéticamente.

Los demás siguieron festejando aún cuando Steve desapareció detrás de la doctora.

—Howard, ¿Estás llorando? —María se cubrió la boca con sorpresa.

—Claro que no mujer. —Y Howard miró hacia la pared.

Todos rieron.

.
.
.
.

Tony miraba a su pequeño maravillado.

Tomaba entre sus manos los dedos de él. Era hermoso, lindo, perfecto.

Quiso llorar de nueva cuenta.

Ya limpio y alimentado, el bebé dio un bostezo. Anthony sintió su corazón derretir. Dios, era la creatura más divina de todas.

Escuchó como la puerta se abría. Luego, vio unos ojos azules inundados de lágrimas.

—¿Te quedarás ahí parado? Tu hijo ya nació. —Bromeó cuando lo vio temblar en su lugar.

Steve no podía parar las lágrimas.

—Tony, él...

—Peter. —Anthony comenzaba a darse cuenta de que tenía una manía por tocarle sus manitas y sus piesitos—. Te dije que sería niño.

El rubio entró a la habitación por completo y llegó hasta la cama de su Omega.

Beso la frente de su pareja y comenzó a llorar como un niño pequeño en el hombro de Tony.

—Es hermoso... Oh Tony, es perfecto.

El genio se trago las lágrimas de felicidad.

—Claro que es perfecto. Tiene mis genes.

En medio del llanto, el soldado comenzó a reír. Despacio.

Su hijo olisqueaba lento el aire, tratando de reconocer el aroma de su padre Alfa.

—Podria comérmelo a besos. —Confesó un conmovido Omega.

Steve y Anthony miraban endiosados a su hijo.

El bebé, más tranquilo y con el aroma de su padre registrado en su cerebro, cayó dormido.

—Te amo, Tony. —Steve sentía sus ojos hinchados de tanto llorar.

—Yo también te amo. —El castaño le sonrió.

Steve dejó un beso en sus labios, para después dedicarse a ver a su cachorro.

Amaba lo que había construido con Tony.

—Apuesto todo lo que tengo, a qué Howard está llorando. —El genio sonrió travieso.

SerendipiaWhere stories live. Discover now