Catorce

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La comida estaba siendo tranquila. Thomas estaba demasiado ocupado intentando enroscar los espaguetis alrededor del tenedor y mi madre hojeaba una revista de jardinería. Habíamos invitado a Harry y su madre a comer con nosotros, pero Jane tuvo que rechazar la oferta porque aquel día venía su hija mayor a pasar el fin de semana.

—¿Ya has ido con Minerva y Nora a comprar el vestido para el baile? —preguntó mi madre una vez terminó de leer su revista de jardinería.

—Iremos a Portland esta tarde.

Me encogí de hombros y me puse roja como un tomate.

—Quiero que me lo enseñes, que sea lo primero que hagas cuando llegues a casa. Qué lástima que no pueda ir con vosotras. Me haría mucha ilusión.

Puse los ojos en blanco. ¡Estaba demasiado emocionada, era un simple baile! Por mucho que le dijese que entre Harry y yo no había nada más que una bonita amistad y un pacto, no se lo creía. Ella estaba convencida de que me daba vergüenza admitirlo. A mí ya me daba igual, que pensara lo que quisiera.

—Thomas, ¿ya se lo has pedido a alguna chica?

—A una chica de mi clase. Mi compañera de mesa de laboratorio.

—Oh, Dios mío, ¡mis hijos ya tienen pareja para el baile! — exclamó, y aplaudió—. Thomas, ¿de dónde vas a sacar tu traje si no me lo dices, eh?

—¿Quién es? —pregunté.

—Millie Darling.

Thomas pareció no darle mucha importancia y asentí.

—¿Y es guapa esa chica, Millie? —preguntó mi madre. No pude evitar volver a poner los ojos en blanco.

—Es normal.

—¿Cuándo me la presentarás?

—Mamá... —susurré.

—Se lo he pedido porque no conozco a mucha gente aún, no te emociones.

Después de aquello, nos sumimos en un silencio que se rompió cuando Thomas se levantó y dejó el plato en la encimera. Luego, se dirigió hacia las escaleras.

—Eh, jovencito, tu plato —dijo mi madre y él gruño. Entró otra vez a la cocina y colocó el plato dentro del lavavajillas—. Además, uno no se levanta de la mesa hasta que todos no han terminado, ¿qué son esas maneras?

—¡Pero tengo mucho trabajo!

—Está bien, está bien, haz el trabajo que tengas que hacer. Estudia mucho, hijo.

Al ver la sonrisa victoriosa de Thomas, supe que era mentira. Simplemente quería irse de allí. Cuando mamá se levantó, yo también me puse de pie, llevé mi plato al lavavajillas y recogí la mesa. Subí a mi habitación y me preparé para cuando vinieran Minerva y Nora a buscarme. Decidí que podría hacer algo de trabajo mientras las esperaba, pero alguien creyó que no era hora de estudiar y disparó un dardo contra mi ventana.

—¿Haces algo esta noche? —preguntó Harry desde la ventana de su habitación.

—¿Me estás pidiendo salir? —bromeé.

Harry se sonrojó y agachó la cabeza, rascándose la nuca.

—Mi hermana y yo iremos a Portland esta noche a cenar, y, bueno, me preguntaba si querías venir con nosotros...

—Oh. Me encantaría, pero ya he quedado con Minerva y Nora para ir a buscar el vestido para el baile.

Él frunció el ceño y se removió incómodo.

Greenwood II SAGA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora