Dieciocho

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Parecía que Luna sabía mucho acerca del bosque, pero no nos decía nada sobre lo que ocurría realmente.

—¿Por qué no nos quieres decir qué pasa? —preguntó Harry, enfadado.

—Porque no puedo —respondió Luna.

—Pero ¿por qué? —insistió.

—Primero porque tú no me creerías, jovencito, que te conozco desde hace muchos años. Y segundo, porque no estoy en mi derecho de hacerlo.

Todo era muy extraño. Thomas había desaparecido, luego, había visto las tres estatuas junto a la Cueva del Búho y al misterioso búho, que había desaparecido en el bosque. Minerva asomó la cabeza en la cocina y entró allí con paso cauteloso.

—Mamá, no quiero ser desagradable, ¿pero qué hacen Harry y Esme en la cocina de nuestra casa?

—¡Ah, Minerva! Ya te has despertado, ¿cómo te encuentras, mi niña preciosa? —preguntó Luna.

Minerva se había vestido ya y nos miraba confundida.

—Estoy bien, aunque algo aturdida y me duele la garganta, pero ¿qué hacen Harry y Esme aquí? No entiendo nada.

—Ellos te han traído del bosque —respondió Luna con una sonrisa triste.

—¿Del bosque?

—Será mejor que te sientes y que los tres escuchéis lo que os tengo que contar.

La tensión se palpaba en el aire. Me entristeció ver la lánguida mirada de Harry al observar que Minerva se sentaba a mi lado.

—Cuéntanos, Luna —dije para aliviar la tensión y desviar la atención de Harry.

—Creo que deberíamos explicar a Minerva qué ha pasado esta mañana, y los días anteriores. Debe de estar algo confundida. Te duele el cuello, ¿verdad?

Minerva asintió y se llevó la mano a la zona, con el ceño fruncido.

—Te encontramos en el bosque, gritando —contesté yo—. Le gritabas a alguien para que te abriese una puerta o te diese una llave.

—Dabas miedo, en serio. Tenías los ojos abiertos y mirabas a la nada. Pedías a gritos que te abriesen una puerta —continuó Harry. Minerva le lanzó una mirada extraña.

—Yo no recuerdo nada de eso. Ni siquiera recuerdo haber soñado algo así.

—Eres sonámbula —respondió Harry.

Ella continuó mirando la mesa y se mordió el labio.

—Cada uno de vosotros tiene una función en este caso. Harry, tú encuentras las respuestas, tú ves el bosque de un modo distinto del que lo hacen Minerva y Esme. Pero eso no significa que lo que dicen no sea real —dijo Luna, que lo miraba fijamente a los ojos—. Eres una persona muy lógica, y por eso cuestionas lo que ve Esme. Tú tienes las respuestas. Esme, tú tienes el don de la visión. Ves lo que hay al otro lado del bosque, que es tan real como lo que ve Harry. Tú lo escuchas e interpretas lo que te dice, pero no puedes hablar con él. Ahí es donde entra en juego Minerva. Ella puede hablar con el bosque, hablar su idioma. Los tres sois muy valiosos y cada uno tiene su función. No podréis avanzar si no estáis unidos.

Todo lo que yo veía era real, no me lo inventaba. Y también era cierto que Harry no veía lo mismo que yo. Por más que lo intentara, no lo vería nunca, y aquello explicaba muchas cosas. Sin embargo me sentí mal por él. Sabía que Harry quería creer las palabras de Luna, pero no podía. Lo veía en sus ojos.

Greenwood II SAGA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora