Veinte

24.1K 2.2K 329
                                    

Abrí un ojo al oír que algo caía al suelo. Una voz femenina musitó unas palabras ininteligibles y, acto seguido, se escuchó una voz masculina. Eran Minerva y Harry, y estaban riendo. Rápidamente cerré los ojos para que no supieran que estaba despierta.

—Sigues siendo igual de torpe que siempre —dijo ella.

—Perdón —respondió él, sin dejar de reír.

La habitación se quedó en silencio y continué con los ojos cerrados, fingiendo estar dormida. Parecía que ya lo habían arreglado todo entre ellos. Sabía que estaba en mi cama, pero no cómo había llegado allí, porque me había quedado dormida en el sofá con mi madre.

—Oye, Harry, ¿se lo has dicho ya? —susurró Minerva. —¿Decirle qué?

—Ya sabes... a Esme. ¿Le has dicho ya que ella es...?

—No —la cortó interrumpió él con un suspiro profundo.

¿Decirme algo a mí? ¿Qué se suponía que Harry tenía que decirme? ¿Qué era yo? El corazón me latía con fuerza en el pecho y sentí que mis manos comenzaban a enfriarse, algo que me pasaba a menudo cuando me ponía nerviosa. De repente, empecé a temblar.

—Sigues siendo igual de tonto —añadió Minerva entre risas. Harry chasqueó la lengua—. Pero la besaste, ¿verdad?

Harry se quedó en silencio y ella comenzó a reír.

—¿De qué te ríes?

—De tu cara de idiota al recordar el momento.

—¿Cómo sabes que estaba pensando en eso?

—Por tu cara de idiota.

Minerva continuó riendo y Harry terminó uniéndose a ella. Un rubor apareció en mis mejillas al recordar las veces que nos habíamos besado, en el baile y en el bosque. Había sido demasiado mágico y perfecto. De algún modo, me alegró saber que yo había sido su primer beso porque él había sido también el mío. Me daba seguridad en mí misma.

—Minerva —dijo Harry, rompiendo el silencio.

—Dime.

—¿Tanto se nota que me gusta Esme?

Mi corazón se detuvo.

—Después del morreo que le diste en el baile, de la escena de esta mañana y de la cara de tonto que acabas de poner, no, para nada.

De nuevo la habitación se quedó en silencio, como si alguno de los dos estuviese pensando en más temas de conversación.

—Me da miedo decírselo.

—¿Por qué?

—Tengo miedo de asustarla y de que se aleje de mí —confesó finalmente.

Me quedé sin respiración, como si el aire no me llegara a los pulmones. Volví a enrojecer. Harry me quería. ¿Era eso lo que intentaba decir siempre que se quedaba sin palabras?

—Esme es bastante impulsiva, eso es cierto —respondió Minerva con una voz extrañamente seria.

—Ni siquiera sé si me besó porque le gusto de verdad o porque estaba emocionada. Brillaba con una luz distinta la noche del baile.

—¿Crees que estás enamorado? —preguntó Minerva.

Deseé ser invisible para ver la expresión de Harry. Necesita- ba verlo y saber la respuesta a esa pregunta.

—No lo sé —contestó Harry, y soltó un suspiro pesado—. Me confundo mucho porque pienso que es imposible enamorarse de una persona en tan poco tiempo, pero después recuerdo aquel día y... No sé qué pensar.

Greenwood II SAGA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora