Veintiuno

18.4K 2.2K 412
                                    

Esme

Salimos del castillo lo más rápido posible y solo recuperé el aliento cuando alcanzamos el abismo.

—¿Cómo llegamos ahí abajo?

Estaba aterrada, y mi pregunta salió con un hilo de voz. Harry se quedó callado y se arrodilló para asomar la cabeza. Oía mi corazón latir a mil por hora, y mi cabeza se nublaba y me impedía pensar con claridad. Descender un barranco después del accidente parecía pan comido, aunque podríamos morir en el intento. El silencio de Harry me inquietaba, pero parecía estar estudiando cómo seguir.

—Podemos rodearlo un poco. Quizá encontremos algo.

Asentí y comenzamos la marcha.

Dejábamos árboles y árboles atrás, y no veía nada más que un verde monótono, hasta que alcé la cabeza, miré al frente y distinguí una mancha rojiza en el lado opuesto. Eran los mismos ojos que había visto tantas veces, y de nuevo me decían «sígueme». El zorro dio media vuelta y se adentró en los árboles. Harry también lo había visto.

—Si algo he aprendido es que ese zorro es más listo que todos nosotros juntos. Así que será mejor que le sigamos.

Tuvimos que cruzar de nuevo el puente colgante, dejando atrás todos los miedos que me provocaba. Cuando llegamos al otro lado, busqué al animal entre los árboles, pero no lo encontré; había desaparecido entre la vegetación.

—¿A dónde habrá ido? —preguntó Harry cuando llegó a mi lado.

—Estaba aquí. Tú también lo has visto, ¿verdad?

Volvió a quedarse en silencio, recorriendo con la vista el laberíntico bosque de Greenwood. De nuevo tuve la misma sensación de impotencia que en la biblioteca. El zorro claramente me pedía que le siguiéramos, pero se desvanecía en cuanto nos acercábamos.

Como todas las veces que Harry pensaba en algo, sus ojos se fijaron en un punto desconocido, muy lejos de mí. Su cerebro estaba intentando encajar toas las piezas del rompecabezas.

—Creo que no es el camino que hemos pensado.

—¿A qué te refieres?

Harry me miró y dijo que me lo explicaría mientras seguíamos, que confiara en él. Como si no lo hiciese siempre.

—En el libro pone que encontraremos la respuesta en el camino que antes hemos evitado. Estoy al noventa y siete por ciento seguro de que es la cueva del túnel, pero ahora la cuestión es saber cómo vamos a llegar —asentí, pero ese tres por ciento restante me decía que era una respuesta demasiado fácil—. Tenemos tres opciones posibles para llegar a ese lugar, que son la Cueva del Búho, el Puente Negro y el Árbol Blanco. Cuando estuvimos ahí abajo, uno de los ejes del triángulo era la cueva, y por el ángulo perfecto de la pared deduje que si seguíamos el camino, llegaríamos al puente.

Hizo una pausa mientras saltaba por encima de una raíz enorme.

—Tiene sentido —le dije.

—Podría referirse a cualquier lugar de los tres.

—Pero no evitamos ningún camino. Hunter eligió la dirección.

—Evitamos ir al puente cuando decidimos entrar en la cueva.

Me quedé parada en el camino.

—¿Y cómo lo vamos a saber? —le pregunté.

—Podríamos intentar hablar con las ninfas del lago.

Greenwood II SAGA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora