XVII. Salvando a un Malfoy

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DIECISIETE


Hermione parpadeó y trató de calmarse. No era momento de entrar en crisis. Desde que se había alejado de Londres mágico, y que la guerra había concluido, había dejado de vivir situaciones al límites, y, definitivamente, no estaba preparada para ellas. Pero eso no importaba, porque Draco seguía temblando en sus brazos, buscando aire mientras su pecho subía y bajaba con desespero.

— Mierda — escupió Nott dejando para atrás toda su elegancia. Se quitó la camisa de medimago que llevaba y atrajo su bolso con magia hasta él. — Está en estado crítico, no debía esperar hasta hoy... — se recriminó con la mandíbula apretada y en su tono de voz se podía sentir el pánico. Hermione comprendió en ese momento que no estaba tratando solo a un paciente, sino a un amigo, y que corría el riesgo de perder a los dos.

— ¡¡Draco!! — gritó Narcissa desde la pared donde aún la tenían retenida, y el rubio se volteo para verla. Se golpeó la cabeza contra el suelo una vez que se salió del regazo de Hermione.

— Sostenlo. — siseó Theodore que lo agarró por el cuello de su remera y lo colocó de nuevo arriba de Hermione. — Narcissa, tienes que irte, lo estás poniendo nervioso. — dijo a la mujer rubia, sin mirarla. Toda su atención puesta en Draco, que se veía cada vez peor.

Era un caos. Un verdadero caos. Hermione estaba temblando de cabeza a pies, Draco se estaba quedando sin aire sobre sus brazos, algo que jamás pensó ser testigo o desear que sucediera. Estaba cada vez más pálido, sus intensos deseos de conseguir aire iban descendiendo. De su garganta salía un sonido de lo más desesperante.

— shh... vas a estar bien— intentó calmarlo, mientras con manos temblorosas le sostenía la cabeza y alejaba unos mechones de su rostro.

— ¡¡Draco!! — volvió a gritar Narcissa. Y él se agitó en los brazos de la joven bruja.

— Tienes que estar quitó — le habló Nott dejando de lado por un momento las pociones que estaba arreglando. Levantó el rostro hacía la bruja Malfoy. — tiene que retirarse lo está poniendo más nervioso y eso no ayuda... Estará bien, Narcissa, lo prometo. — le hablaba a ella con una clara promesa y su tono de voz no dejaba dudas de que decía la verdad.

— ¡Soy la madre! — gritó ella a todo pulmón. — ¿Sabes hace cuánto tiempo no estoy con mi hijo? ¿Tienes idea lo que es estar distanciado de tu hijo cuando él no está bien? — la mujer no gritaba, pero Hermione se había quedado con los ojos clavados en ella, y Narcissa le mantenía la mirada.

De algún modo sentía su dolor, el sufrimiento se traspasaba en su voz. Hermione quería que se quedará, quería que se acercará y sostuviera la mano de Draco, estaba bastante claro que él quería tener a su madre cerca, pero antes de que pudiera hacer o decir cualquier cosa, los aurores la cincharon de los brazos y la arrastraron fuera.

Hermione quedó mirando el lugar a donde ella había salido, aún sentía sus gritos perforar su alma, hasta que Nott interrumpió sus pensamientos.

— Tendrás que ayudarme. — dijo, y cuando Hermione volvió a mirarlo, lo vio cortando con su varita la ropa del rubio y dejando su pecho al descubierto. — Tiene dos costillas mal curadas y están perforando su pulmón izquierdo. Eso explica la sangre y que no pueda respirar bien. Necesitamos...

Se detuvo cuando tuvo el pecho del rubio al descubierto por completo. Había un gran morado en su abdomen, y una cicatriz de quemadura que se extendía desde el estómago hasta el la espalda, donde no podían ver.

—¿Qué es esto? — cuestionó el mago, levantando el rostro a Hermione.

Pero ella no podía hablar. Tampoco podía quitar la mirada de esas marcas. Algo le decía que el morado seguramente se debía al momento en que los aurores le habían golpeado en el juicio, pero la otra cicatriz, la quemadura no tenía idea. Negó con la cabeza.

Draco Malfoy - Efecto Azkaban [TERMINADA]Where stories live. Discover now