Draco Malfoy - Efecto Azkaban [TERMINADA]

Epílogo

 Epílogo

Draco sintió la arena mojada hacer cosquillas en la planta de sus pies mientras caminaba en la orilla del mar. Podía oír las olas romper a escasos metros de donde estaba, y hasta podía jurar que escuchaba algunos pájaros cantando a lo lejos mientras volaban en el cielo. Por un momento pudo imaginar el cielo de un celeste pulcro, con las olas rompiendo al llegar a la orilla, y una suave brisa sacudiendo su cabello y sus ropas. Pudo visualizar la sonrisa tranquila de Hermione mientras caminaban agarrados de la mano por la costa, con el sol del atardecer dándole un brillo especial a su rostro hermoso, y sonrió ante esa imagen. No podía verla, seguía tan en la oscuridad como cuando ella reapareció en su vida, y no podía observar los cambios que los años había hecho en ella, pero lo más importante era que sentía la suave piel de Hermione, su mano delicada, sus dedos entrelazados con los suyos y que le daba la certeza de que ella estaba a su lado. Que había elegido estarlo, mismo cuando podía, y nadie la culparía, por elegir lo contrario. Y que por eso podían caminar juntos por la playa.

Hoy se completaban dos meses desde que había quedado en completa libertad. Había sido juzgado y gracias a los testimonios a su favor, el Wizengamot no tenía nada que alegar, por lo que tras dos horas de deliberación, se le otorgó su varita de nuevo y su completa libertad.

Pero también hacían tres meses y una semana desde que había despertado en una camilla de hospital para constatar que seguía aún sin ver, tan oscuro como antes de la operación. De esa vez, no había sombras, no había movimiento en la oscuridad, solo una completa y absoluta oscuridad.

Por unos segundos sintió pánico ante el fracaso de todo el proceso. Sintió como si estuviera de nuevo en Azkaban, en una oscuridad que amenazaba con absorberlo y sin saber hacia donde caminar, completamente perdido y solo, en la punta de un abismo pronto para caer; pero luego reconoció que alguien le sostenía la mano. Acarició esa piel, respiró hondo, y llenó sus pulmones con su perfume. Ella estaba allí, aunque no pudiera verla, aunque no fuera el primer rostro que vería, Hermione seguía con él.

Aún podía recordar con dolor cómo se había dado cuenta que en realidad seguía sin ver nada. De cómo todo el empeño y el sufrimiento no habían resultado. Sintió su rostro mojado y le llevó unos segundos darse cuenta que estaba llorando, derramando lágrimas silenciosas por lo que podría haber sido y nunca fue. Por un momento se sintió roto de nuevo. Sin esperanza, sin luz, pero entonces el tacto de ella fue como si lo aferrara a la vida, a la certeza de que no todo estaba perdido. De que no estaba solo.

Hermione quitó las lágrimas que no dejaban de bajar mientras sentía un dolor agudo en su pecho, como si se pudiera romper. Draco no podía entender cómo le costaba tanto aceptar que no había funcionando cuando llevaba tanto tiempo sin ver y en realidad siempre había tenido en cuenta que podría no suceder. Sintió su cuerpo temblar ante el llanto y se dejó caer sobre el cuerpo de Hermione, sin dudas de que ella lo sostendría.

— Está bien, Draco. Estoy aquí, va a estar todo bien — ella había dicho en su momento, pero lo que Hermione no entendía mientras lo abrazaba tratando de consolarlo era que no solo estaba llorando por la operación fallida, sino por la pérdida de su madre que nunca parecía dejar de doler, y que en momentos como ese se sentía aún más fuerte.

Lloraba por cómo habían resultado las cosas, por el tiempo que estuvo en Azkaban y todo lo que se había perdido. Porque nunca podría ver su rostro, el rostro de la mujer que amaba, que nunca podría apreciar las marcas que lo hacían único, y ver como ella era la mujer más hermosa del mundo. Lloraba también porque escuchaba a sus amigos enfrentando la misma tristeza que él, consciente de que nunca vería los cambios del tiempo en ellos. De repente fue terriblemente consciente de quién era y de cómo estaba, mucho más que antes, ahora sin una posibilidad de revertir la situación y eso le asustó más que nunca.