XLIV. Discurso

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Draco soltó el aire que había estado reteniendo en sus pulmones mientras escuchaba su nombre y apellido ser dicho por la bruja medidadora. Había llegado el momento del discurso. Ya habían pasado varios magos y brujas contado cómo había sido la reconstrucción de varios lugares, como estaba siendo la reeducación de niños traumatizados por el daño de Voldemort, de cómo los ataques de mortifagos habían causando daños en miles de familias y de cómo estas luchaban día a día para recuperarse, tanto económica como psicológicamente. Y ahora era su turno.

Subió los escalones que lo separaban del escenario con la ayuda de Hermione, y aceptó que alguien lo guiara frente al micrófono, frente a innúmeras personas que tenían sus miradas y sus oídos esperando sus palabras. No había cómo correr ahora, había llegado el momento.

A ciegas pudo sentir que habia una mesa al alcabce de sus manos, así que las apoyo ahi, con el afan de que no se notase cuanto temblaba.

— estoy seguro de que muchos de ustedes me miran con asco, con desprecio. Quiero contarles que estoy ciego, así que,ahorré se las muecas, no puedo verlos. — comienzo. Queria comenzar con lo que supuso era obvio, la pregunta que sentia flotar en el aire desde que puso un pie en el lugar "¿Qué le sucede en los ojos?" — lo obtuve en Azkaban. Sabrán que Azkaban no es un lugar muy... — buscar la palabra correcta para descubrirlo. — pacifico.

— ¡las consecuencia de tus actos! — gritó alguien desde alguna parte.

Draco asintió, como si estuviera de acuerdo con el hombre que había gritado eso.

— Es una forma de verlo, por supuesto. — comentó, con una pequeña sonrisa tirando de sus labios. — Yo estoy de acuerdo con usted... — miró a su alrededor, centrándose en diferentes puntos. — lo siento, no se a donde está. Pero estoy de acuerdo. Siempre, desde que pise Azkaban por primera vez consideré que era mi culpa, que me lo merecía y que era el castigo digno de lo que había hecho. Después de todo, recordaran muy bien que fue por mí culpa que los mortifagos invadieron Hogwarts... — el silencio se propagó por el lugar, como si nadie se atreviera siquiera a respirar demasiado fuerte. El responsable por una masacre estaba asumiendo que había sido su culpa, y podía jurar que sentía la ira hervir en esos miles de cuerpos que lo escuchaban. — Estoy seguro de que si les digo que no tenía opción no me creerían. Pero si las tenía, aunque en ese momento no importaba mucho. Desde chico había sido instruido de tal modo que creía que era correcto ideales que ahora no hago. — respiró hondo y sus hombros se cuadraron. — tenía ideas muy firmes en mí mente que las defendía sin piedad. No consideraba que podían estar mal o equivocadas, porque eso no pasaba por mi mente. No fue hasta que estuve frente a frente con... — dudó por unos segundos, pareciendo pensar las palabras — con quién ustedes saben, que me di cuenta de la dimensión de eso. Las personas morían, morían de verdad, y lo hacían en mi casa, en los sótanos de mi casa, donde escuchaba sus gritos días y noches, en la mesa del comedor... con todos contemplando ese espectáculo.

Draco se llevó una mano a la cabeza, como si el recuerdo fuera demasiado fuerte. Hermione hizo ademán de acercarse pero Ginny, que estaba a su lado, negó con la cabeza. La bruja apretó la mandíbula pero se mantuvo fija en su lugar. Y entonces, él continuo, bajando su mano hasta apoyarla en la mesa, y desde dónde Hermione podía ver Draco estaba temblando mucho.

— había sangre por todas partes, había dolor y olor a podredumbre. Voldemort no tenía piedad de quién se oponía, a quien se atrevía a levantar la voz o mirarlo directo a los ojos... no había más como correr, y había personas que me importaban que estaban demasiado metidas en eso, si yo corría, no sería a mí a quién castigaría, sino a ellos. No había forma de salir, sin causar mayor daño...

Draco Malfoy - Efecto Azkaban [TERMINADA]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu