54. Veredicto

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.54.

Los magos se reunieron alrededor de Draco, mientras Hermione permanecía entre Theo y Luna, que como medimagos habían tenido el permiso concedido de estar presentes en el ritual dada la frágil salud del rubio. Mientras que Ginny, Pansy y Blaise estaban volviéndose locos esperando noticias en una sala privada que el Wizengamot había reservado para ellos. Fuera, la multitud se amontonaba para saber cuál había sido el veredicto. Si Malfoy recibiría su magia, o si seguiría sin esta como hasta el momento. Varios reporteros y fotógrafos se amontonaban en la puerta, deseosos de cualquier registro para enmarcar lo que seguramente al día siguiente sería portada en todos los diarios mágicos.

—¿Es peligroso realizar el ritual en su estado de salud? — preguntó Hermione por lo bajo, a pesar de todo, eso era lo que más le preocupaba.

Luna le dedicó una mirada significativa, pero optó por guardar sus preocupaciones y Hermione se lo agradeció. En cambio, la rubia ofreció unas palabras alentadoras.

— Es más fuerte de lo que parece, estará bien. — Luna le regaló una sonrisa que Hermione intentó devolver, pero estaba tan preocupada que dudaba haberlo logrado.

El ritual se realizó en silencio. El Wizengamot había concedido devolverle la magia a Draco con algunas condiciones. Primero, Draco no podría usar su magia, está estaría libremente en su mente y cuerpo, pero no podría hacer uso de ella, siquiera para hechizos menores; y segundo, llevaría un brazalete mágico que detectaría si usaba su magia en algo.

Era eso justo lo que habían estado deseando y que tanto miedo había tenido de no lograrlo, pero eso no explicaba la sensación que tenía Hermione de que algo estaba mal. Y a pesar de que lo negara, sabía a qué se debía. Que Draco requiriera para su silencio que Lucius no fuera penado por lo que había hecho, cuando había quedado más que claro que él había sido el cruel responsable por la golpiza de Draco y su consecuente estado. Eso la estaba molestando y le parecía terriblemente injusto que el patriarca se saliera con la suya después de todo lo que había hecho, incluyendo el ataque en la mansión. Wizengamot había aceptado mantener a Lucius al margen de la investigación silenciosa que comenzarán a llevar a cabo, y Draco estuvo satisfecho con eso.

A pesar de que deseaba hablar del tema, Hermione no insistió en hablar sobre eso cuando los dejaron solos. Draco ya se veía de por sí perturbado y nervioso. Hermione quiso acercarse y decirle algo, lo que fuera con tal de hacerlo saber que ella estaba ahí, por más que él la despreciara en ese momento, no dejaría de estar a su lado, pero antes de que tuviera tiempo de dar cualquier paso, el ministro volvió anunciando que comenzara el ritual para devolverle la magia.

Lo que estaba sucediendo justo ahora. Los siete magos reunidos comenzaron a proclamar unas palabras en latín que le eran completamente desconocidas a Hermione, y que por más que intentaba forzar su mente a intentar entender qué decían, su concentración descendía todo el tiempo sobre Draco, que estaba estoico sobre su lugar, parado en completo silencio y con los ojos cerrados.

Hermione, así como Theo y Luna, estaba a una distancia prudente. Los habían invitado a que se quedaran detrás de un escudo protector dado el nivel de magia que se iba a liberar.

Un rayo púrpura se elevó desde las varitas de cada uno de los siete integrantes, deslizándose por el aire hasta formar una gran bola mágica a unos metros de la cabeza de Draco. Se movió por la zona, flotando en el aire y aumentando su tamaño hasta brillar de un color rojo, y comenzó a caer delicadamente hasta alojarse ante el pecho del mago. Draco, que había aumentado el ritmo de su respiración, ahora la había disminuido casi a la inexistencia. Era como si pudiera sentir la bola carmesí que flotaba a centímetros de su pecho. Hermione lo vio respirar hondo, y entonces la esfera comenzó a introducirse en su pecho, sobre su corazón, en una línea final. Draco cuadró los hombros y erguir el pecho en un ángulo doloroso. Sus pies se separaron del suelo y abrió mucho los ojos, mientras que del fondo de su garganta atravesaban gruñidos salvajes y tortuosos.

Ante la escena que se llevaba a cabo ante sus ojos, Hermione dio unos pasos, con todo el deseo de avanzar hasta donde suceden los hechos, e interrumpir, si hacía falta, pero una mano cálida sostuvo la suya.

— Es como debe ser — dijo Luna.

— Pero lo está lastimando — Hermione se sorprendió de que su propia voz sonara tan rota.

— Estará bien, Granger. En cuanto termine estaremos con él y lo trasladaremos enseguida a San Mungo. Solo espera. — sentenció Nott, que está más sereno de lo que muchos podrían esperar.

— Merlín... — Hermione susurro mientras se soltaba de Luna para ocupar de nuevo su lugar.

Transcurrieron lo que parecían eternos minutos hasta que la magia terminó de introducirse dentro de Draco. Cuando hubo finalizado y los magos bajaron sus varitas, él dejó de levitar y entonces se desplomó sobre el suelo.

Hermione no esperó un segundo, una orden o una autorización, simplemente salió corriendo a eliminar la distancia hasta el rubio. Luna y Nott iban tras ella. Al llegar a donde estaba, hinco las rodillas en el suelo, sosteniendo su cabeza entre sus manos, diciendo su nombre una y otra vez. Pero Draco no parecía escucharla, o sentirla.

— Está hecho, espero que cumplan con sus palabras, de lo contrario, tendrá consecuencias legales. — apenas escuchó al ministro hablar, su corazón golpeaba furioso contra el pecho.

En cuanto ellos se fueron, sintió las voces de Pansy y Blaise corriendo hacia ellos. Hermione se aferraba a Draco, deseoso de hacerlo reaccionar, pero en cambio sintió las gentiles manos de Luna apartándola. Intentó luchar contra la rubia, ella tenía que ser la primera persona que él viera cuando abriera los ojos, era ella, nadie más, pero Luna se había aferrado a sus brazos y no parecía dispuesta a soltarla. Con tardanza se dio cuenta que no era la rubia de Ravenclaw quien la mantenía alejada, sino Blaise, que presionaba sus brazos mientras una cabellera roja se interponía en su campo de visión. No entendía lo que decía, lo único que podía  ver era a Draco inconsciente en los brazos de Nott. Quería acercarme y no podía, quería moverse y no podía. No escuchaba su voz, o las de ellos, solo el latido frenético de su corazón que parecía retumbar justo en sus oídos de un modo ensordecedor.

Vio a Nott tenderle algo a Ginny, vio a la colorada discutir, y entonces asentir ligeramente con la cabeza. Vio esa melena tan característica acercarse mientras ella luchaba por acercarse a Draco, la vio mover los labios ante su rostro. Estaba diciendo algo, pero no logra descifrar qué. Entonces sintió un pinchazo, y todo se volvió negro.

Una suave voz susurro.

Estarás bien. — pero no supo si se refería a Draco o a ella, aunque rogó que se refiriera a él. Si él estaba bien, ella estaba bien. 



Hermione tuvo un ataque de pánico al final, y a Draco le devolvieron la magia, aunque ahora resta saber si va a funcionar, ¿Qué dicen? ¿Será así tan fácil? 


Para los que están siguiendo las otras historias, no publicaré tan regularmente en ellas porque ahora quiero centrarme más que nada en estas dos, y si comienzo a escribir para las otras (¡Que me muero de ganas!) me retraso en estas que ya están tan cerca del final. ¿Quién diría que esto iría a pasar? 


YYYY en esta historia estamos muy cerca de las 10.000 ¡Estoy MURIENDO DE LA EMOCIÓN!! muchas gracias a todos por estar acá conmigo y de hacer esto tan lindo! 


Draco Malfoy - Efecto Azkaban [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora