Draco Malfoy - Efecto Azkaban [TERMINADA]

XLI. Último beso

.41. 

La gran noche había llegado y ella no se sentía para nada preparada. Había estado todo el día deambulando por la casa mientras Draco se hacía pruebas con su traje, que Bolly se encargaba de arreglar, muy emocionada por tener una tarea por fin. Minerva había mandado el traje a medida para Draco, Hermione y Ginny, pero la ropa de Draco había quedado demasiado ancha en varios aspectos, por lo que necesitaba varios ajustes.

Él parecía distante, como si su mente estuviera en otro lado. Hermione había tratado de ayudarlo con su discurso, pero él se había negado. Estaba decidido a improvisar, algo que no le gustaba a ella, además de no tener idea que iba a decir, se podría considerar que a Hermione Granger le gustaba las cosas controladas, y decir el discurso en el momento escapaba a todas esas posibilidades.

Ginny se apareció faltando algunas horas para poder ayudar a Hermione a vestirse. La ayudo a arreglar su cabello en un moño levantado y a maquillarse bastante natural. No queria nada llamativo o demasiado luminoso. Se sentía más segura con algo básico, que acompañará el vestido, que de por si no era muy discreto, pero muy apropiado para la ceremonia. Así que Ginny terminó con Hermione se encaminó a la habitación para vestirse. Dejando a Hermione sola en el lugar con Draco.

Hermione lo contempló desde donde estaba, en la otra punta de la habitación. Él estaba ligeramente pálido, con las manos metidas dentro de los bolsillos del pantalón, el cabello perfectamente peinado, como hace años no lo veía, pero la mirada lejos.

La bruja respiró hondo y eliminó la distancia que los separaba, hasta sentarse justo a su lado, sus rodillas casi rozandose.

— ¿Sigues pensando que esto es una buena idea? Por que si no lo haces puedo decirle a Minerva y cancelamos todo, no tenemos porque.... — quería darle una salida, ofrecerle la oportunidad de decir que no.

Antes de que Hermione pudiera avanzar sintió la mano de él en su pierna, sobre la tela fina de su vestido. No se mantuvo ahí, sino que subió con lentitud hasta su cadera, y entonces la retiró.

— solo queria saber que vestidas, lo siento. — se disculpó en tono bajo.

— no me molesta. — dijo ella, cuando logró recuperar su voz. — es un vestido color perla, tiene algunos flecos y solo una manga. Es muy lindo — devolvió en el mismo tono que él.

Draco asintió, pero no dijo nada, y tampoco hizo nada. Hermione contuvo una mueca. Tomó un respiro y estiró su mano hasta que estuviera sobre la de él. Draco se tensó al recibir su contacto pero no se alejó.

— ¿puedo? — preguntó Ella.

El demoró unos segundos, pero entonces asintió con la cabeza.

Ella lo guió por su vestido, mostrando y nombrando cada parte. Los flecos de la parte inferior, las perolas que adornaban el brazo, la tela suave de su abdomen, el hombro enfundado en al fina tela y entonces él deslizó sus dedos por su otro hombro, el que no tenía nada de tela que se interpusiera en su camino, sintiendo la suavidad de la piel de ella bajo sus dedos. Recorrió un camino que no podía ver pero si sentir, como si le quemara en la yema de los dedos. Dibujo su clavícula con sus dedos, subió por su garganta, sintiendo la vulnerabilidad de la piel justo ahí, entonces subió con cuidado hasta sus labios, que tocó con devoción y entusiasmo. Era tan suaves y dulces, tenía el recuerdo de sus besos grabado en su mente como si hubiera sido ayer, el mismo día que se había prometido que no volvería a suceder.

Pero no podía negar que era todo lo que deseaba. Si su plan salía bien, si lograba asustar lo suficiente a Hermione esta noche, mostrándole quien era de verdad, mostrándole toda su alma negra, estaba seguro de que ella se alejaría. Estaba convencido de que ella no quería saber más de él y esto sería un adiós. Sería una despedida, mismo que ella no lo supiera y él fuera terriblemente consciente de eso.