4° GOL

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Llegaron a la sala y todo estaba más oscuro que de costumbre. Normalmente en los gimnasios no suele haber mucha luz pero aquello era anormal, de todas formas se veía bastante bien. Las máquinas brillaban como peces neón y había luces led azules adornando el lugar, daba la impresión de estar entrando a una sala de entrenamientos futurística y a la vez a un bar de copas. Lo que sí era más raro y algo nuevo, era que había un cubo en el centro. Una pequeña sala con paredes de cristal de color rosa, que daban el toque cyberpunk total a la estancia.

- ¿Qué es esto? Aquí hay una puerta... ¡Bua!- Igaguri entró a esa sala que era visible desde todas las máquinas de ejercicios que la rodeaban.- ¡No son cristales, son espejos!

- ¿Qué dices palurdo? Si te estoy viendo dentro.- Raichi se asomó dentro y se quedó igual de boquiabierto que el pelado, volvía a mirar fuera y después a entrar otra vez.- Esto altera mi realidad, me estoy mareando.

La sala por dentro eran simples paredes de espejo y suelo de madera clara barnizada, sólo había lo que parecía un altavoz en una esquina. Pero por fuera era como una caja de cristal, se veía todo lo que paraba dentro, aquel material que estaba haciendo perder la cabeza a aquellos dos chicos era el que se suele utilizar en las cristaleras de los rascacielos, para que no se pueda ver lo que pasa dentro. Pero estos estaban al revés, colocados especialmente para poder ver a través de ellos lo que sea que se hiciese allí dentro.

- Me da miedo, parece que nos van a ejecutar aquí, a la vista de todos.- Igaguri salía de allí especulando cosas.

- Quizás sea para decorar.- decía Bachira inocentemente.

- No creo que dejen todo el edificio sin ni siquiera pintar y ahora hagan una escultura tan fea y sin sentido aquí.- Kunigami se dirigía hacia las máquinas de correr para empezar por fin con su entrenamiento matutino.

- ¿Qué os pasa? ¡Ah! Ya está terminada. Espera...- Ariel se acercaba por detrás con un chándal de Blue Lock y su cara cambió drásticamente al poder ver a Raichi a través de aquellas cristaleras rosas.- Yo lo mato. ¡Maldito lagarto cuatro ojos!

Avanzó rápidamente hacia una de las esquinas del gimnasio quitándose airada la chaqueta y lanzándola por ahí, se quedó en top deportivo y con unos joggers cualesquiera. Se subió en una banca y miró intensamente a la cámara que vigilaba aquel lugar.

- Si quieres empezar con la guerra desde tan temprano, empecemos, pero tú no vas a poder ver nada aquí, viejo verde.- cogió la cámara y saltando del banco, la arrancó con el peso de su cuerpo. La dejó por ahí y recogió su cabello en una cola alta intentando calmarse, para finalmente darse la vuelta para encontrarse los la cara de pánfilos de sus alumnos.

- Perdona... Señora... Señorita... Entrenadora...- Igaguri buscaba la palabra a decuada mientras ella se acercaba.

- Llamadme Eris a secas.- volvía a sonreír.

- Eris... ¿qué es eso?- señaló al cubo rosa.

- Mi sala personal de entrenamiento, me hubiera gustado que no se viese desde fuera, pero no queda otra. Bueno, ¿qué hacéis aquí parados? A darle caña, hormigas.- se dirigía a entrar en aquel cubo y conectar su móvil al altavoz.

Cada uno de los presentes se fue a hacer su cometido. Mientras Isagi empezaba a correr podía verla estirar allí dentro, era bastante flexible, pero sus ojos lo mantenían distraído. Ella se estaría viendo a sí misma en aquellos espejos de dentro, pero igual miraba con una intensidad como si estuviese acechando a una presa.

- ¿Qué va a hacer?

Ella buscaba algo en su móvil y le daba a la pantalla antes de dejarlo y posicionarse en el centro. La música también se escuchaba fuera y empezó a moverse.

- Está... ¿bailando?- Isagi ladeaba su cabeza.

- ¡¿A eso lo llama entrenar?! ¡Esa morra no sabe nada de fútbol!- Raichi gritaba mientras le subía la velocidad a la máquina.

Las canciones iban cambiando pero ella no paraba ni un segundo. Sus movimientos quedaban perfectos con el ritmo, mezclaba estilos aunque la música era puro hip hop. Aumentaba la intensidad y velocidad y luego como si nada, disminuía como si fuese un interruptor, como un robot. La verdad, es que según los expertos, el baile es la forma de entrenamiento más completa y de esto se dio cuenta ella hace varios años. Si fuese una simple deportista centrada en un deporte concreto sería fácil entrenar, pero no había nadie tan completa como ella en el mundo del deporte y por eso necesitaba un entrenamiento que concordase con sus requisitos. Isagi no pareció darse cuenta hasta la hora que se llevó allí corriendo y ella bailando sin parar, dejó de fijarse en sus ojos en algún momento y ya miraba sus pies.

- Son jugadas.

- ¿Eh?- Igaguri hacía un esfuerzo por no caerse de boca, casi no podía respirar.

- ¡Está regateando! ¡No ha parado de hacer dribleos desde que empezó! ¡Mirad sus pies!- Isagi había descubierto el secreto detrás de aquellas complejas coreografías.

Y era totalmente cierto. Eran jugadas con un balón inexistente, pero si tenías la suficiente imaginación, podrías ver la pelota pasando de su pecho a sus pies, de sus rodillas a su cabeza, sucesivamente y repetitivamente. Los ojos de la chica no paraban de mirar al frente y sus expresiones también eran determinadas e impecables, a veces sonreía, parecía disfrutar mucho de lo que hacía.

Horas después, los chicos habían descansado entre repeticiones y repeticiones, pero ella seguía ahí, con una playlist interminable y con combinaciones de movimientos diferentes. En las últimas canciones antes de que sonase la campana del almuerzo, hizo varias piruetas inhumanas. Isagi seguía mirándola, esos ojos verdes parecieron que lo miraban fijamente a él en varias ocasiones, aunque sonase imposible.

La chica salió bebiendo y bastante sudada después de escuchar los pitidos de fin de entrenamiento.

- Antes que os vayáis me gustaría daros mi primera clase si no os importa.- no parecía cansada pero se apoyó en las paredes de cristal rosa por fuera. Algunos chicos terminaban sus ejercicios, como pesas o sentadillas, pero mayoritariamente le prestaban a tención.- ¿Sabéis lo que es la Haka?

Todo el mundo quedó callado.

- De verdad que en vuestro cerebro sólo existe el fútbol, ¿eh? La Haka es un baile folklórico originario de la cultura maorí en Nueva Zelanda. Se conforma por cantos y movimientos sincronizados en grupo, actualmente se utiliza en partidos de rugby. Y os estaréis preguntando el por qué de que os estoy soltando este rollo. El ego tiene varios subtemas, llamémosle ramas y una de esas ramas es la que, por lo que veo, se os da peor. La intimidación.- se despegó de la pared para empezar a dar paseos por la estancia.- Las Hakas se hacen para intimidar al enemigo, para marcar el territorio, para decir: esta cancha me pertenece y te voy a devorar como te acerques. Obviamente esto no se puede hacer en un partido de fútbol convencional, porque entonces, no sería fútbol. Pero existe algo que utilizo mucho, que no hace falta movimientos ni cantos extravagantes. Los ojos son el espejo del alma, los ojos son un arma muy poderosa. Aprender a usarlos y entrenarlos como cualquier otro músculo del cuerpo, me ha ayudado en muchas de mis victorias. Si no sabes hacer que alguien se sienta débil, no puedes ser de verdad el más fuerte.

- ¿Y cómo se entrena la intimidación con los ojos?- Kunigami preguntaba confuso.

- No sé, eso ya depende de vosotros, cada jugador tiene su forma de hacer las cosas, no puedo soltar una solución a vuestro problema si sólo me sirvió a mí, no es justo, ¿no crees? La mayoría sois bastantes inteligentes, seguro que lo entenderéis enseguida. Nos vemos.- antes de irse dio una veloz mirada a Isagi, quien intentaba asimilar aquella confusa lección, cabizbajo.

- ¡No he entendido una mierda!- el gritón no paraba de quejarse.

DEVÓRAME ⚽️ (Isagi Yoichi × OC) [Blue Lock] Où les histoires vivent. Découvrez maintenant