DEVÓRAME ⚽️ (Isagi Yoichi × OC) [Blue Lock]

6° GOL

- ¿De quién es?- la chica cogía el papelito de las manos de Ego.- Número de teléfono apuntado en un papelito, que colegiala enamorada de su parte.

- Oliver Aiku, capitán de la U-20. Lo vimos en la reunión general hace unos meses.

- No caigo.

- Heterocromía, pelo negro y verde... Destaca mucho la verdad.- Ego miraba los informes de Anri mientras hablaba.

- Ah, sí, ese, era bastante guapo. Quizás quede con él.- se guardaba el papel en el bolsillo.- ¿Hay algo que quieras que le diga o que haga? No sueles entrometerte en mis relaciones si no quieres algo a cambio.

- Sabes que Blue Lock está bajo punto de mira, si no enfadamos a los de arriba, mucho mejor.

- Woah... ¿Jimpachi Ego doblegándose? ¿Quién eres y que has hecho con mi compañero?- ella sonreía sarcásticamente.

- Necesitamos establecer la situación, obedecer no es lo nuestro, pero si no lo hacemos ahora, después no podremos revelarnos de la forma que quieres.

- Está bien, intentaré contentar al señorito Aiku, aunque espero que me agrade de verdad, así no tengo que actuar mucho.- bostezó.- Me voy a sobar, no me molestes.

Ego se quedó solo en la sala con aquellos monitores mostrando a chicos sudorosos y medio muertos. Eso último que dijo ella, sobre lo de actuar, le causó una risa interna. Ella siempre actuaba. Con cada persona se comportaba de una forma diferente. Al principio fue para conseguir lo que quería de una manera más rápida, pero tiempo después se fue acostumbrando a no mostrar su verdadera personalidad para esconderse y pasar desapercibida. Hace cinco años que fue adoptada por Ego, pero no mantenían una relación padre e hija, se conocían bastante bien, incluso vivían juntos, pero ninguno se parecía interesar por el pasado y ni siquiera el futuro del otro. Era una relación de total libertad que ambos habían acordado sin necesidad de hablarlo, pero a él a veces le hacía pensar si eso era lo correcto.

Aquella vez, en ese gran estadio, esa chica cambió su vida y su forma de ver la realidad. Jimpachi odiaba su trabajo, ser un mero empleado y seguir sin rechistes las ordenes de su jefe le mataba y había intentado quitarse la vida en varias ocasiones, su existencia era una rutina aburrida de la que creía que no podría escapar. Hasta que esa pelusa roja de ojos verdes se interpuso en su camino, ella era la pizca de adrenalina que necesitaba en su vida. Se puso las manos a la obra para crear junto a ella, lo que sería una utopía para ambos, pero tan centrado en su vida y su nuevo trabajo, se le olvidó que Ariel era una chica huérfana, abandonada al nacer en la puerta de una iglesia. Jamás probó el cariño paternal, ni siquiera tuvo amistades duraderas, porque a todos los niños del orfanato los adoptaban, menos a ella. Aunque no parecía importarle, seguro que aquello dejaba marcas imborrables en su manera de comportarse y si se le suma su complejo de Superman, todo cobra sentido. Aquel ocultismo, ser extremadamente independiente, matarse a trabajar para ser la mejor en todos los sentidos y responsabilizarse cuando no logra algo. "¿Si no puedo hacerlo yo, quién lo hará?" palabras que salían mucho de sus labios. Si terminas echándote sobre los hombros más peso del que puedes soportar, al final, te hundes.

- Otra vez natto... Creo que voy a vomitar.- Isagi se quejaba de su cena con cara cansada y de asco.

- No te quejes que almorzaste filetes de ternera.- Bachira engullía su comida a su lado.

- ¡¿Filetes?! ¿De dónde los conseguiste?- Igaguri abría su boca.

- ¡Bachira! Te dije que lo mantuvieses en secreto...

- Nos lo dio Eris-sensei.- el chico de ojos amarillos relamía sus labios.

- ¿Eh? ¿Al final vino a comer?

- Sí, nos dijo que si queríamos comer algo diferente, que ella se encargaba.- Isagi hacía un puchero al tener que compartir aquella valiosa información.

- ¡Increíble! Ya me cae mejor esa tipa.- Raichi llegaba de buen humor aunque parecía difícil de creer.

- Buenas...- hablando del rey de Roma, por la puerta se asoma. En este caso, una adormilada pelirroja con los pelos enredados, reina de Blue Lock. Por aquellas pintas, habría dormido toda la tarde. Todos la miraban como se acercaba.

Pasó su tarjeta por el escáner y sólo seleccionó un cuenco de fideos instantáneos como en el almuerzo.

- Eris senpai...- Igaguri se acercaba a ella tímido.

- Sí, toma.- antes de que el chico se lo preguntase, le extendió su tarjeta perezosamente. Cogió sus fideos y se sentó en frente de Isagi y al lado de Raichi, bostezando.

- ¿Otra vez ramen?- preguntaba Bachira curioso.- Teniendo tantas opciones y cenas lo mismo que almuerzas.

- Sí, me gusta mucho.- mezclaba la salsa de soja con el teriyaki y la mayonesa en la pasta, haciendo a Raichi arrugar su cara.- Además, así no gasto neuronas en pensar en qué voy a comer.

- ¿Gastar?- Raichi reía.

- Para mí comer es una acción aburrida, si no fuese necesario para vivir, no lo haría, prefiero dormir.

- ¡Yo también prefiero dormir!- Bachira sonreía.

- Meguru, tú y yo somos los que tenemos más en común de aquí, ¿sabes?- daba su primera bocanada a su comida.

- ¿Cómo puedes saber eso?- un chico moreno con pelo liso hasta la barbilla se sentaba con su bandeja en la misma mesa.

- Porque mi trabajo consiste en saber de vosotros y en lo que sé que sois débiles, reforzaros.- hablaba sin mirar hacia arriba.- Esto después de todo es Blue Lock, no un parque de juegos, Kuon Wataru.

Y ahí estaba la cambiante personalidad de Ariel, sabía cómo tratar con las diferentes personas con las que se iba encontrando para marcar su poder sobre ellas. Sólo con hablar un poco cortante, podía intimidar no solo a la persona, sino a toda la sala. En ese momento, sólo se escuchaban los gritos de felicidad de Igaguri al recoger su plato de langostas.

- ¡Esto es impresionante! ¡Gracias senpai!- el pelado le devolvía la tarjeta con una gran reverencia.

- No hay de qué.- ella se levantaba a tirar sus platos y se disponía a irse.- Me largo, no os acostéis muy tarde, mañana habrá un anuncio importante sobre la primera selección.