55° GOL

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- ¡¿Qué fue eso?! ¡Jamás vi una jugada así en mi vida!- el comentarista más viejo saltaba de la emoción.

- ¡Yo no sé qué decir! ¡Tampoco vi nada como esto! ¡Ha sido increíble!- le respondía el otro.

- Aquel truco con el que pasó a Itoshi Sae fue muy fresco, estuvo genial, ¡dejó al muchacho en el suelo!

- ¡Así es! Sus jugadas son únicas e innovadoras, pareciese que no juega al fútbol siquiera, pero literalmente no se ha saltado ninguna regla,… ¡Ya veo por qué Sae quiso hacer este mini partido!

- ¡Quiero seguir viendo! ¡Apuesto a que tiene que enseñar más esta chica!

- Por cierto, ahora nos llega información de la misteriosa jugadora, es algo escasa y no hay nada oficial.- los fans a veces pueden ser unos completos espías del FBI.- Ella sería la entrenadora de Blue Lock junto a Jimpachi Ego y es española. Hay especulaciones que se trata de la misma chica de aquel vídeo viral contra el Real Madrid, supongo que habrá que esperar hasta para saber su nombre… Mientras tanto, ¡enséñanos más veintitrés, el mundo entero está pendiente a ti!

Ariel se levantaba, estaba feliz por su gol, pero no quería pararse a celebrarlo, quería seguir, quería jugar más. Ella tampoco se creía lo que acababa de hacer, sólo pensó en patear el balón, pero algo le pidió que hiciera aquello. Sencillamente un gol algo peculiar.

- ¡¡VAMOOOS!!- la asustó un grito proveniente de su banquillo.

Raichi zarandeaba a Igaguri por los hombros y aunque su cara era rabiosa, el sentimiento era de felicidad. Sólo tuvo que pasar sus ojos verdes por el resto de chicos, Anri lloraba de la felicidad y Ego hasta se había levantado a aplaudir. Se volteó para mirar a sus rivales. Aiku se levantaba después de haber caído, Sae la miraba con cara de asesino y Shidou parecía recapacitar sobre su existencia con la mirada perdida en la portería.

- Este partido acaba de empezar.- le dijo a Sae mientras caminaba hacia él.

- Ahora es mi turno.

- Tú no te atreverás a sobrepasarme jamás. Te lo dejaré grabado en ese cerebro tuyo, como un trauma.- se acercó a su oído para soltar aquellas palabras y después de sonreírle, se fue a posicionarse.

Aquellas palabras fueron demasiado frías y eso le cayó punzante en el corazón del chico, lo quería o no, su autoestima empezaba a decaer. Aiku empezaba con su pesada manía, se quitó los guantes expresamente para empezar a mordisquear sus uñas. Iba a dejar la portería y se posicionaría un poco más hacia delante.

Quedaban sólo quince minutos, Ariel estaba molesta consigo misma, si no hubiera malgastado tiempo con ese estúpido ataque de pánico, debería llevar ya unos cuantos goles. Al ritmo que iba la ejecución del partido, como mucho podría marcar sólo tres goles más. Aquella vez, contra el Real Madrid, estaban en medio de un entrenamiento y todo salió más fluido, pero aquí, en cada gol hay una celebración y los jugadores se reponían. Eso a la chica le parecía patético y la impacientaba, perdía la paciencia.

Shuto dio la patada de reinicio, aquel chico tras presenciar ese increíble gol, dejó de creer en sí mismo y menos creería con lo que le vendría ahora encima. Lo que mejor se le daba a Ariel hacer para robar un balón, era activar su sexto sentido, cambiaba su mirada para no sólo intimidar, sino también hipnotizar al rival. Lo aprendió de cuando entrenó a la selección de kárate, existe un movimiento, una pose inspirada en los comportamientos de las serpientes. El punto fuerte son los ojos, la concentración extrema hacen de estos unos espejos y si eres el dueño de esos cristales, puedes domar y controlar a cualquier criatura que tengas en frente.

Se acercó tranquila a él y se posicionó en frente para bloquearlo. Cuando Shuto vio que no habría forma de siquiera pasarla a un compañero sin que ella se hiciese con el balón, disminuyó la velocidad de sus regateos. Ariel podría haberle quitado el balón en cualquier momento, pero quería usar aquella técnica suya, que cada vez estaba más oxidada y olvidada. Cuando ambos cruzaron sus miradas, empezó el duelo. Ariel relajaba sus músculos faciales, dejando una mirada cansada pero penetrante, algo misteriosa. Tanto ella como él, entraron en un trance, creado por la chica, como si entrasen en una sexta dimensión, ya Shuto era la marioneta de la pelirroja. Ella movía la cabeza levemente a la derecha él la seguía, si iba hacia el otro lado, pasaba igual. Shuto por inercia seguía pasando el balón de un pie a otro, algo que fue inútil ya que en el momento que Ariel comprobó al levantar su mano que el chico también lo hizo, dio una patada al aire. El chico también la pegó, pero en su caso, fue al balón, pasándoselo directamente a ella. Ella rio mientras se llevaba la pelota consigo. Al romper la conexión visual, Shuto volvió en sí.

- ¡Qué ha sido eso!- gritaban los comentaristas.- ¡¿Cómo ha hecho para que Shuto le pase la pelota?! ¿Se habrá confundido?

- Eso es el efecto Ariel.- Ego e Isagi hablaron al unísono sonriendo y luego se miraron mal. Isagi había vuelto al banquillo, pero miraba el partido de pie igual que todos sus compañeros.

Cada segundo que pasaba mirándola más le gustaba, ella se veía feliz y con sus ágiles movimientos, parecía danzar en el campo. Kunigami y Chigiri observaban al chico sonreír tontamente como cualquier loco enamorado, el chico zanahoria no sentía celos para nada, estaba feliz de ver a sus amigos felices. Fue hacia él y pasando su cabeza por debajo, lo cogió, dejando a Isagi sentado en sus hombros. El chico se asustó, pero enseguida se puso a gritar animando. Alguien tiró de la mano de Chigiri, Tabito quería que dejase de esconderse tímidamente en el banquillo y se uniera a ellos. Cuando lo sacó a primera línea, no dejó de entrelazar su mano. Chigiri lo miró sonriente mientras el cuervo animaba a la chica.

Una vez Ariel empezaba a correr, nadie había quien la detuviese, ¿parar? No era una opción. Dejando detalles atrás, siendo estos detalles los mejores defensas de Japón. Sólo era un duelo entre ella y el portero. Haciendo una finta y después un tiro arriesgado hacia la esquina izquierda de la portería. El balón entró en el arco golpeando la red blanca. Un gol simple, pero que volvió a revolucionar el estadio. Nadie daba crédito a lo que veía, por muy simple que fuera un gol, seguía siendo un 11 vs 1. Sobrepasar a once jugadores y encima marcar, era más que un logro.

Diez minutos, seguramente sólo podría marcar dos goles más. Sae buscaba a Shidou y le decía algo al oído.

- Yo paso. No me gusta jugar sucio aunque no lo parezca.

- Si no lo haces, volveremos a perder.

- Pues hazlo tú, ¿o no quieres manchar tu imagen? ¿Qué soy el chico violento que se tiene que cargar todo? Mira, pestañitas, todo esto es por tu capricho, asume las consecuencias.- Shidou se deshizo del agarre del mayor y se retiró de su lado, algo molesto.

Sae pateó la hierba, pero fue hacia Shuto, alguien más moldeable e inocente para controlar. El chico estaba lo suficientemente desesperado para aceptar cualquier orden que significase una mera oportunidad de ganar.




 El chico estaba lo suficientemente desesperado para aceptar cualquier orden que significase una mera oportunidad de ganar

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a ver si para 1 poquito el sae

DEVÓRAME ⚽️ (Isagi Yoichi × OC) [Blue Lock] Where stories live. Discover now