DEVÓRAME ⚽️ (Isagi Yoichi × OC) [Blue Lock]

5° GOL

- Creí que Eris-senpai comía con nosotros.- Isagi miraba su repetitiva comida mientras ponía mala cara.

- ¿Por qué? ¿Ya la echas de menos?- Igaguri levantaba una ceja y lo miraba.

- No... Sólo me parecía extraño.

- Quizá haya ido a ver al gafotas, ya viste como se puso por lo de la sala.- Kunigami se sentaba en la misma mesa que aquellos dos.

- Sí... Hacen una extraña pareja esos dos, no pegan ni con cola.- decía el rapado con toda la boca llena de arroz.

- ¿Están saliendo?- el pelinegro levantó su cabeza para mirarlo.

- ¿Y yo qué sé? No dije pareja por el sentido amoroso.- su amigo se encogía de hombros.

- Ah...

- ¿Te gusta la pelirroja, Isagi?- Raichi se daba la vuelta en su silla en la mesa vecina con una sonrisa manchada de salsa de soja.

- No, sólo que también me parece rara esa pareja, sería más raro todavía si estuviesen saliendo, ella parece muy joven y pues él... no tanto.- se excusaba y empezaba a tragar el arroz.

- Dicen que no hay edad en cuanto al amor.

- Kunigami eres un romántico.- le respondía Igaguri y él asentía.- Bachira, ¿estás bien?

- Estoy entrenando los ojos como dijo Eris-sensei.- movía sus pupilas rápido y repetía movimientos de izquierda a derecha y de arriba abajo. Parecía un camaleón.- ¡Esto cansa!

- Bachira para ya... Pareces drogado.- le decían con sonrisas.

- No creo que se refiera a eso, será algo mental.- Isagi pensaba en voz alta.

- Ya podía haberlo explicado del todo, que para algo está aquí.- Raichi comía enfadado.

Isagi iba a rechistar, pero calló. Él era inteligente y esos rompecabezas y juegos de palabras le encantaban. Ella le daba vibras de ser como un oráculo, una divinidad a la que le podías hacer preguntas y sabía de todo, pero no siempre te daba las respuestas, sino una profecía, un acertijo para hacerte pensar y con lo cual, aprender más rápido. Los ojos verdes de aquella chica fue lo primero que adoró en mucho tiempo, después de escucharla hablar de ellos, se dio cuenta del poder que cargaban. Y no sólo sus ojos, ella entera era como una máquina, todos sus movimientos son perfectos, difícil es quitar la mirada de la perfección personificada. Eris tenía el ego al que el mejor delantero de Blue Lock debería aspirar. Ser el centro de atención sin ni siquiera intentarlo.

La primera lección de Ariel había causado una tormenta de emociones y pensamientos en aquel chico. No dejaba de pensar y frustrarse por no encontrar las respuestas, pero no parecía importarle, él disfrutaba.

- Yoichi, ¿estás bien?- Ariel se sentaba al lado del chico con su pelo suelto y mojado, ropa cómoda y sólo un cuenco de fideos instantáneos.

Isagi no sé dio cuenta que la mayoría de sus compañeros se habían ido, por no decir todos menos Bachira que se sentaba en frente, pero dormía encima de la mesa. Se había quedado en trance pensando demasiado tiempo y su comida se había enfriado.

- ¿No te gusta tu comida?

Él seguía mirándola sin saber qué decir, mientras ésta echaba la salsa de soja sobre la pasta y empezaba a remover con los palillos.

- Toma, pásala por el escáner.- sacó una tarjeta de identificación y se la dio al chico.

Él la cogió y sin soltar palabra, obedeció.

Esperó unos minutos al lado de un escáner de comida y rato después salió el plato. Era filetes de ternera, con algo de verduras, lo mismo que comían los de máximo puntaje. Al llevar el plato de vuelta a la mesa, se le hacía la boca a agua. Lo dejó delante de la chica, quien tragaba su ramen.

- Mmm no, era para ti, a mí con el ramen me sobra.- deslizó el plato hacia el chico.

- ¿Eh?- él la miraba confuso.

- O te lo comes o lo tiro, tú eliges.

Entonces Isagi asintió y empezó a saborear los privilegios de los puestos altos, sabía a gloria. Golpeó la cabeza de Bachira suave, quien se quejó, pero levantó su cabeza para mirarlo. Su amigo señaló la comida, preguntándole si quería en lenguaje de signos y el otro asintió sonriente.

- Qué lindos.- sonreía la pelirroja viendo a ambos compartir el plato.- ¿Sois amigos?

- ¡Eris-sensei! No me di cuenta que estabas aquí, sí somos amigos.- el oji amarillo sonrió con la boca llena de carne.

- Eso es bueno. Isagi Yoichi y Bachira Meguru, ambos 17 años, ¿verdad? Vuestras jugadas se complementan bien.

- Nunca hemos jugado juntos...

- Pero yo os he estudiado al milímetro, sé de vuestras armas actuales, os llevaréis bien el campo.- ella se levantaba para ir a tirar los platos de plástico.

- Ah... Eris... ¿puedo hacerte una pregunta?- Isagi se levantó creyendo que la chica se iba a ir, pero ella no parecía tener prisa.

- Claro, para eso estoy aquí.- sonrió.

- He estado pensando en tus ojos.- pronto se dio cuenta en como sonó eso y se puso nervioso.- O sea, quiero decir... Tus ojos no intimidan pero sí que atraen...- no sabía cómo explicarlo y apretaba sus puños. Ella sonreía.

- Los ojos no son estáticos, por eso digo que hay que entrenarlos, depende de la situación, vas cambiando. No tengo la necesidad de intimidarte, al menos todavía, no eres mi rival, pero eres mi alumno y tengo que hacer que me prestes atención. Cuando hablo de ojos, no me refiero sólo a los globos oculares, hay mucho detrás de eso, ¿entiendes?

- Lo entiendo, lo estoy comenzando a entender.- las últimas palabras de la chica abrieron varias posibilidades en su cabeza y eso le hizo sonreír.- Muchas gracias... Y por la comida también.

- No es nada, no creo que vaya a comer los menús de aquí mucho, podéis pedirme comida cuando queráis, yo no soy tan estricta como aquel lagarto. Eso sí, ¿me devuelves mi identificación?

- ¡Ah! Lo siento...- Isagi se sacó la tarjeta del bolsillo pero antes de dársela la miró por unos segundos.

Aparecía una foto de ella con el pelo recogido en blanco y negro, su nombre estaba tachado y no se lograba ver, 19 años de edad y nacionalidad española. Él volvió a disculparse y se la devolvió por fin mientras ella sonreía.

- Ánimo con el entrenamiento de esta tarde, si me buscáis, estoy en mi habitación echándome una siesta. Nos vemos, chicos.- se alejaba a paso lento con las manos metidas en ambos bolsillos de su pantalón abombado gris.

- ¿Descubriste algo sobre los ojos?- Bachira lo miraba todavía con cara somnolienta.

- Creo que ya sé a qué se refiere.