6. El dolor de los recuerdos

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La mañana parecía ser más tranquila que de costumbre, la reina permanecía en su cama leyendo unos documentos mientras veía como Hyunjin y Yeji jugaban a los pies del lecho. Era muy temprano, el sol apenas estaba apareciendo en la gran habitación de Rosé, solo unos pocos rayos traspasaban las cortinas de lino que separaban el lugar del balcón.

Durante la pasada noche, Rosé solo pudo pensar en cómo se las arreglaría cuando Jennie llegase, siempre tuvo presente que algún día volvería, que tendría que hablarle inevitablemente. Pero pese a tenerlo en mente, jamás pensó que sería tan difícil siquiera pensarlo. Muchas dudas rondaban por su mente, las misma que tenido por cinco años ¿Cómo estará? ¿Sera feliz? ¿Encontró a alguien que la amase tanto como ella lo hizo? El solo hecho de pensarlo se le revolvía el estómago.

Era cierto que desde que la princesa se fue, su mente y su corazón no han tenido paz. Cada vez que escucha hablar de ella en cualquier esquina del palacio su pecho dolía.

—¡Mamá mira! — exclamo una pequeña voz aguda sacándola de su lectura, la reina alzo la mirada para ver a Hyunjin riendo mientras apuntaba hacia Yeji quien tenía una de las pelucas de Rosé en su diminuta cabeza. La sola imagen del rostro de la pequeña siendo completamente cubierto la hizo soltar una carcajada.

—¿En que momento fueron a buscar la peluca?— pregunto Rosé aún riendo. Yeji se volteo hacia ella soltando una pequeña risa.

—Pareciera que no tienes ojos— comento Hyunjin riendo. Rosé volvió a soltar una carcajada para quitarle la peluca Yeji y ponérsela a Hyunjin. El pequeño alzo su cabeza tratando se mirar por medio del fleco que cubría sus ojos provocando que su hermana y madre rieran en conjunto.

—Ahora tú no tienes ojos— dijo Yeji riendo. Rosé soltó un suspiro antes de quitar la peluca de Hyunjin.

—¿Podemos faltar a la escuela hoy? — pregunto Hyunjin haciendo un puchero. Rosé frunció el ceño negando.

—¿A que vino esa pregunta tan de repente?

—Es que, no quiero ir— insistió el pequeño observando sus manos. Yeji le dio una mirada a su madre negando lentamente mientras cerraba sus ojos, Rosé no pudo evitar reírse al verla hacer unos de los gestos que acostumbraba a hacer. La reina se abalanzo hasta ambos y los abrazó repartiendo pequeños besos en las cabezas de ambos.

—¿Por qué no quieres ir a la escuela? — pregunto la reina en dirección al niño.

—Es que me aburro— respondió. —Quiero quedarme contigo— Rosé esbozo una gran sonrisa acariciando la cabeza del niño.

—Yo también tengo que hacer cosas cariño— dijo con tono dulce. —Pero mañana podrán faltar— ambos pequeños alzaron su vista al oírlo. —Iremos a visitar la tumba de Joy, ¿Qué les parece? — Yeji abrió sus ojos con emoción para mirar a su hermano.

—Iremos a ver a mamá— dijo la pequeña con emoción.

—Le pediré que te diga que me dejes faltar a clases— dijo Hyunjin cruzándose de brazos, Rosé volvió a reír negando.

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Era extraño estar en un lugar tan hermosamente estético pero tan doloroso y triste a la vez. Suzy era la persona menos indicada para atreverse a juzgar el palacio, pero sabía muy bien que nadie allí era realmente feliz. Llevaba apenas un día en aquel lugar y todos los rostros que había visto tenían la misma mirada perdida.

Fue la primera en despertar del harén, casi no durmió esa noche, paso todo el tiempo recordando su infancia con Irene, todas las memorias volvieron a su cabeza en forma de tristeza. Desde que su hermana dejo de enviarle cartas sintió una especie de odio por ella, el solo hecho de pensar que Irene la había dejado sola con sus padres le causo mucho resentimiento, eso y que su carácter lo permitía de esa forma. Pero al enterarse que jamás podrá ver a Irene nuevamente su corazón término por romperse, había perdido a su madre hace años, recientemente a su padre y a su hermana mayor hace más de cinco años. No solo eso daba cuenta de su dolor, si no también que tuvo que enterarse por una mala casualidad.

Into The Nile; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora