52. La encrucijada a Tzuyu

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Taejoon estaba en su celda dando golpes como loco, quería llamar la atención de los guardias hasta hartarlos. Aún le dolían las heridas no cicatrizadas por los golpes de la reina, no estaba dispuesto a perder de esa forma, aún le quedaba una carta más que jugar para dar todo por perdido, pero tenía fé en que esta vez sería diferente. La última pieza de su gran plan tuvo que adelantarse debido a su arresto, así que tenía que apresurarse en realizarlo, antes de su juicio.

—¿¡Podrías dejar de hacer tanto ruido!? ¡Me duele la cabeza, maldita sea! —exclamó Tzuyu llevando sus manos a la cabeza, el chico soltó una carcajada.

Finalmente, luego de minutos insistiendo un soldado vino a su celda a pedirle que dejara de hacer ruido, pero el chico solo gritó que necesitaba hablar con el rey. Haciendo caso omiso, los guardias y Tzuyu tuvieron que seguir soportando el ruido.

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Rosé terminó de alistarse ante la atenta mirada de Jennie en ella, se colocó su corona acomodando la peluca junto a su vestido. La princesa permanecía sentada en uno de los sofás de su habitación mientras leía unos documentos de la gobernación de Saqqara.

—Ojala y los dioses me ayuden...— susurró Rosé para sí misma a la par que ordenaba su maquillaje.

—No dudo en que lo harán— contestó Jennie haciendo que la reina se voltease a mirarla con una sonrisa. —¿Pasa algo?— preguntó dejando a un lado los documentos para levantarse e ir hasta su novia. Rosé resopló profundamente mientras recibía el abrazo de Jennie.

—Pasan muchas cosas— respondió la reina soltando una ligera risa. —Pero no hay mucho que hacer— explicó lamentándose. —Solo encomendarse a los dioses.

—Los juicios saldrán bien, solo debes tener fé en los dioses, en lo que decidan los sacerdotes y Chanyeol— le animó tomando sus manos. —Cuando acabe todo esto y todo vuelva a estar bien, iremos a Abu Simbel de nuevo y comeremos frituras— dijo con una risa. Rosé soltó una risa asintiendo.

—Eso espero— añadió instaurando un silencio. Jennie se soltó del abrazo no sin antes darle un corto beso a la reina y volver a su asiento. —Jen...— dijo atrayendo la mirada de la princesa. —Yo...tengo una idea...es decir...un plan, pero...puede que tenga fallas— trato de explicar.

—¿Qué clase de plan?— preguntó la morena. —No me digas que piensas perdonarle la vida al idiota de Taejoon porque si es así...

—No es eso, claro que no— explicó rápidamente. —No tiene que ver con él, sino con Tzuyu— dijo esperando la reacción de su novia, Jennie no estaba muy clara en qué decir, estaba confundida y sorprendida.

—¿Por qué ella?— preguntó. —Ella...intentó asesinarte...

—Lo sé pero, es más que obvio que fue Nayeon quien se lo pidió— explicó. —Aún así mi "plan" no está definido aún, pero probablemente necesite ayuda— dijo mirando a la morena, Jennie abrió sus ojos con sorpresa antes de asentir lentamente.

—Muy bien...aún no entiendo exactamente que quieres hacer pero...si necesitas ayuda, estoy más que dispuesta a dártela— aseguró dándole una sonrisa tranquilizadora. Rosé tragó duro mientras asentía. —Bien, iré a buscar unos documentos a la biblioteca, aún no logro entender bien porque el sacerdote de Saqqara me dice que lea los tratados de comercio DE NUEVO— dijo levantándose del sofá, Rosé soltó una carcajada viendo cómo la morena se dirigía hacia la puerta.

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Tzuyu estaba recostada en su literal con los ojos cerrados, trataba de hacer caso omiso a los ruidos que seguía haciendo Taejoon, el hombre llevaba así toda la mañana. Después de una mala noche de sueño en donde solo pudo pensar en su juicio y en su muerte, su ejecución y en lo injusto que era toda su situación. En eso, escuchó la reja de su celda abrirse, abrió los ojos y se encontró de frente con la princesa Nayeon y el rey de Nubia, el hombre mayor que apenas caminaba estaba allí para hablar con ella, nada tenía sentido.

Into The Nile; CHAENNIEOù les histoires vivent. Découvrez maintenant