40. Piedad

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Cuando Jennie despertó aquella mañana se encontró con la cama vacía. Hace un par de días ya se había instalado en la habitación de la reina, duerme ahí, come ahí, vive ahí cada ahora del día. Se acostumbró el volver a tener a Rosé a su lado como tanto añoraba. Por lo mismo, ambas decidieron no perder un día más.

Mirando hacia toda la habitación, Jennie no encontró a Rosé en ninguna parte, en cambio, se encontró con la mirada de ambos príncipes en ella. Estaban parados frente a la cama.

—Buenos días cosos— dijo con dificultad mientras bostezaba y se sentaba en la cama. —¿En dónde está su madre?

—Se fue a una reunión con papá— contestó Yeji mientras subía a la cama quedando a su lado, seguido de Hyunjin.

—Nos dijo que tu nos cuidarías— respondió el príncipe acomodándose. Jennie abrió sus ojos con sorpresa, ¿Cómo se suponía que cuidaría a los niños? Jamás había cuidado a un niño en su vida.

—Ah...ya veo— dijo. —Y...¿Tienes que ir a la casa de la vida o...?

—No tenemos clases— dijo Yeji. —En la mañana Jisoo entró corriendo aquí y le dijo a mamá que había mucha gente afuera del palacio gritando— explicó. —Yo me asusté mucho— dijo abriendo sus manos. —Entonces mamá dijo que no teníamos que ir a clases por que estaba pasando una urje...urjen...

—Urgencia— le corrigió Hyunjin. Jennie frunció el ceño, no había escuchado nada. Se levantó de la cama perturbada y mientras más se acercaba al balcón, más ruidos escuchaba. Una vez fuera se sostuvo de la muralla para ver hacia abajo, se encontró con una enorme muchedumbre furiosa en la entrada del palacio.

Sintió su estómago doler del nerviosismo, pero si Rosé confió en ella para cuidar a sus sobrinos, no podía demostrar sus expresiones ante ellos.

—¿Podemos jugar senet? — preguntó Hyunjin, Jennie alzo su vista con dificultad y asintió sin hablar. Rápidamente fue hasta las puertas de la habitación abriéndolas y asomando su cabeza.

—Lisa— susurró al verla cuidando las puertas, la chica se volteo a ella. —¿Qué es lo que está pasando?

—Princesa Jennie, hay una revuelta de personas en la ciudad— dijo rápidamente un tanto o igual de nerviosa que ella. —No sé mucho la verdad, el general no nos ha dicho nada— agregó. Jennie soltó un suspiro.

—Por favor dile a Jihyo que venga para acá— ordenó adentrándose a la habitación de nuevo.

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Taejoon estaba más que contento, ese día comenzaba su plan. Tras tanto tiempo planeándolo por fin vería como se desarrollaba. Había logrado formar una revuelta, el mismo, logró que un grupo de personas siguiera sus órdenes. Le encantaba ese sentimiento de poder. Por lo mismo estaba un cien por ciento seguro de lo que quería hacer.

Pero no era más que su propia ambición carcomiéndolo, porque la chica en frente de el se negaba rotundamente a hacer lo que le pedía. Suzy, quién había pedido permiso para hacer algunas compras, fue directamente a la casa del chico para buscar respuestas, sabia que la revuelta era su obra. Nadie más se le venía a la mente.

En efecto, cuando llegó el chico estaba demasiado feliz, su sonrisa le daba escalofríos. Mientras repetía en cada momento: yo tengo el poder de esta ciudad. Pero lo peor vino después, el plan del chico era tan descabellado y macabro que Suzy se arrepintió una y mil veces de confiar en él.

—No voy a hacer eso— dijo con seguridad. —Una cosa es que quieras vengarte del rey, pero del príncipe Hyunjin...— trató de razonar. —Es solo un niño, ¿Qué culpa tiene él de lo que ha pasado en tu vida? — dijo con rabia, y es que no entendía como una mente podía llegar a pensar hacerle daño a un niño.

Into The Nile; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora