38. Son dos personas que se quieren

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Luego de esa reunión, Chanyeol decidió terminar la fiesta cuanto antes. Pese a los quejidos de los asistentes, la mayoría comprendía el motivo, por lo que rápidamente se disipó. Ahora se dirigía a otra reunión de emergencia con los sacerdotes y ministros antes de volver a Tebas. Eso hasta que vio a Chaeyeon caminando por el mismo pasillo, la chica cargaba un montón de paños que parecían ser los manteles de las mesas.

—Chaeyeon— dijo el rey haciendo que la chica se detuviera frente a él haciendo una reverencia.

—Su majestad— respondió dándole una sonrisa.

El rey quería esbozar una sonrisa, solo por el hecho de que estaba en un momento muy delicado políticamente, solo soltó un suspiro. Cuando llegaron a Karnak y la vio allí, sintió que por fin podría atreverse a hacer algo por sí mismo, románticamente hablando. Pero no lo hizo, dado que una semana iniciada la fiesta comenzaron los problemas.

A veces realmente deseaba volver a ser príncipe, momento en el que sentía tensión, pero no por tener a todo un imperio al mando, si no más bien por encajar en la imagen que su padre quería para él. Mucha menos responsabilidad, menos atención sobre él y más tiempo para sí mismo.

Hoy en día apenas podía sentarse más de cinco minutos en paz, apenas veía a sus hijos, tiene compromisos en cada parte de su vida: matrimonios forzados, reuniones, organización de un palacio inmenso que a su vez es la ciudad y a su vez es todo Egipto.

—¿Puedo ayudarlo en algo? — preguntó la chica al verlo observarla con algo de lejanía. El rey negó dándole una corta sonrisa disponiéndose a continuar su andar. Pero en ese momento se detuvo nuevamente volteándose a ver a la chica que seguía allí.

—Eh...en un rato más volveremos a Tebas— anuncio. La chica asintió comprendiendo. —Alista tus cosas y sube al primer carruaje de la línea que hay a las afueras del palacio— ordenó, Chaeyeon abrió su boca con sorpresa.

—P-pero...creí que las esclavas nos íbamos después— excusó. Chanyeol esbozo una ligera sonrisa.

—Tranquila, yo dejó que te vayas antes— contestó el rey, la chica sin entender ladeo su cabeza. —Nos vemos en la tarde entonces— concluyó para voltearse y seguir caminando prácticamente corriendo hasta la sala de reuniones.

-

—No puedo entenderlo, ¿Por qué ese imbécil no puede dejarnos tranquilos? — preguntó Jennie mientras tomaba asiento a un lado de Rosé en la mesa de su habitación. La reina recién desayunaba luego de la reunión y al llegar le comentó todo a Jennie.

—No lo sé, solo sé que tendré mucho trabajo estas semanas— comentó Rosé sentándose también.

—Lo que yo no entiendo es por qué Chanyeol no ha mandado a asesinar a ese idiota— soltó con rabia. Rosé la miro con los ojos abiertos. —¿Qué? ¿Acaso no tengo razón? Ese maldito intentó matarme hace unos años y por su culpa casi muere Sunmi. Ha atentado dos veces contra la familia real, pero nadie del consejo, ni Chanyeol parecen tomar eso en cuenta— se desquitó. Rosé soltó un suspiro antes de tomar la mano de la morena y apretarla soltando una corta risa.

—Cálmate— pidió en tono suave. Jennie soltó un suspiro negando antes de mirarla y soltar una risa. —Entiendo que estés enojada, yo también lo estoy. Pero por el momento lo más sensato es hablar con él y saber que es lo que demanda— Jennie rodó sus ojos al oírla. Rosé volvió a reír por lo bajo mordiendo un trozo de piña.

—Entonces, ahora que ya no hay fiesta, volveremos a nuestra vida normal y horrorosa en donde no tenemos tiempo para comer— soltó la morena.

—¿Por qué lo dices?

Into The Nile; CHAENNIEWhere stories live. Discover now