9. La inquietud de la reina

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El sol nunca había estado tan brillante como ese día, el amanecer fue un espectáculo tan grande para los habitantes del palacio que parecía ser un regalo de Ra para sus fieles. Pero a diferencia del resto, la reina no sentía esa felicidad por ver al dios sol salir nuevamente. Se levantó con mucho desgano recibiendo los pequeños gritos de los príncipes que la apuraban a prepararse para ir a visitar a Joy.

—¡Vámonos! —exclamaba Hyunjin con autoridad. Estaban por partir al valle de las reinas junto con Nayeon y la desesperación del pequeño era extenúate. —¡Mamá! — grito nuevamente haciendo que Rosé lo callara.

—Shh, ¿Quieres despertar a todo el palacio acaso? — dijo la reina en voz baja.

—¡Es que ya se está haciendo tarde!— reclamo el pequeño. —¡Yeji es la que nos está demorando!

—Shh— volvió a decir Rosé. —Habla más bajo— pidió. —Primero tenemos que desayunar luego iremos al valle de las reinas.

—¡Entonces vamos rápido! —insistió el pequeño. Rosé soltó un suspiro mirando como Jiwoo trataba de apresurarse en dejar lista a la pequeña princesa.

—Si sigues gritando así no irás— amenazo la reina provocando que el niño inmediatamente cruzara sus brazos con un ceño de enfado.

Desde que despertó Rosé ha sentido un malestar en su estómago, uno muy malo, como si tuviera una preocupación tan grande que le generara un ácido en su interior. Piensa que debe ser el estrés de los últimos días, los problemas del harén, el retorno de la princesa y sus trabajos externos. Muchas veces ha tenido reacciones como estas, incluso peores, como cuando tuvo que cuidar de Yeji las primeras semanas de su vida y sentía terror al no saber qué le ocurría, pasó unas cuatro noches sin dormir y otras tres entre sueños perturbados. Tanto ella como Chanyeol tuvieron que pasar por eso pero fue ella la que más tiempo pasó al pendiente. Su cansancio fue tal que llego a ver la presencia de los mismísimos dioses

Se alisto lo más rápido posible con ayuda de Jisoo, se colocó un gran vestido de lino teñido de azul junto con su peluca, las decoraciones y, por supuesto, su corona. El artefacto de oro con dos serpientes en su delantera que pesaba como si todo Egipto estuviera sobre su cabeza, con el tiempo se fue acostumbrando a ese peso.

Junto con Jisoo, Jiwoo y los príncipes se dirigió al comedor real en donde los esperaban Chanyeol y Nayeon quienes conversaban a gusto a la espera de los demás. Según la misma Nayeon le comento, siempre fue muy unida con los príncipes de Egipto, tiene una relación muy buena con los tres debido a las buenas relaciones de los reinos.

—...¡No puedo creerlo! — exclamo Nayeon con sorpresa mientras que Chanyeol asentía a su vez que bebía de una copa.

Rosé frunció el ceño acercando hasta ellos para sentarse al costado derecho del rey, quedando de frente con la princesa de Nubia. Los príncipes se sentaron juntos a su lado dándole un corto saludo a su padre y sin esperar siquiera un segundo comenzaron a comer.

—¿Qué es lo que no puedes creer? — pregunto Rosé con una sonrisa mientras esperaba a le fuera servido su desayuno. Nayeon se volteo a ella con la boca ligeramente abierta.

—La princesa Jennie— dijo con sorpresa, Rosé ladeo su cabeza sintiendo la incomodidad. —No la veo desde que tenía unos...trece años y Chanyeol me acaba de decir que volverá al palacio— comentó mientras comía.

—Ah...— soltó la reina mientras desviaba su vista para ver a los pequeños.

—¿Por qué no me lo dijiste? — pregunto Nayeon. Rosé se encogió de hombros.

Into The Nile; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora