Extra; Mia

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—Justin, no puedo más. —Negué con la cabeza tras sentir una nueva contracción.

—¿Vuelve a dolerte mucho? —Tomó mi mano y acarició mi frente.

Eran casi las doce del mediodía y llevábamos en la clínica desde las tres de la mañana. Para entonces mis contracciones habían empezado a ser cada cinco minutos, así que me habían ingresado de inmediato y a lo largo de la madrugada el médico de guardia había venido a visitarme en distintas ocasiones, revisando que todo fuese bien. Mi ginecóloga había llegado sobre las ocho de la mañana, por lo que desde ese momento había sido ella la que se había encargado de mi seguimiento y hacía cosa de tres horas que le había pedido a la anestesista que me pusiera la epidural; sin embargo, todavía no parecía que hubiese dilatado lo suficiente y el dolor de las contracciones estaba volviendo a hacerse fuerte.

—Cuando venga la doctora le preguntaremos si pueden darte algo más. —Me aseguró mi madre, situada a mi otro lado.

—Eso no será malo, ¿no? —pregunté alternando mi vista entre los dos.

—No lo sé, cariño —admitió Justin—. Pero todo va a salir bien, ¿vale? Estamos rodeados de médicos expertos. —Me recordó antes de besar mi frente.

Yo asentí no muy convencida y me obligué a tragarme el nudo de mi garganta.

Justo entonces la puerta de la habitación se abrió y mi ginecóloga entró por ésta mientras revisaba algo en la tablet que llevaba en su mano.

—A Blair empiezan a dolerle bastante las contracciones otra vez —Se apresuró a decir Justin en cuanto la vio—. ¿Se le puede administrar algo o...?

Ella dejó la tablet sobre una mesa que había a un lado de la habitación y se acercó a la cama, dedicándome una sonrisa tranquilizadora.

—Antes de nada, vamos a examinarla, ¿de acuerdo? —Nos explicó a los tres, pero no apartaba la vista de mí—. Quizás ya haya dilatado suficiente y ya no nos dé tiempo a administrarle nada más. Además, el hecho de que la anestesia empiece a desaparecer puede ser beneficioso para el parto, podría empujar mejor y el proceso no se alargaría más de lo necesario.

Yo asentí comprendiendo sus palabras y me coloqué de forma que ella pudiese examinarme bien, rezando para que me dijese que ya había dilatado suficiente y podíamos empezar. Quería que aquello acabase ya, pero también me moría de ganas de tener a Mia con nosotros.

—¿Pasa algo? —preguntó mi madre.

Desde donde estaba no podía ver bien a la doctora, por lo que me incorporé un poco y pude ver su cara seria mientras se sacaba los guantes. Me volví hacia Justin, que tampoco apartaba la vista de la doctora, pero en cuanto notó que le apretaba la mano me miró y me dedicó una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora, pero desde luego no surgió ese efecto.

Noté como posaban una mano sobre mi pierna y al girarme vi a mi doctora junto a mí.

—Escucha Blair, ya has dilatado suficiente.

—Genial, ¿no? Podemos empezar —dije yo, con la esperanza de que solo estuviese seria para poder explicarme como iría todo a partir de ahora.

—No —Negó con la cabeza—. La niña viene con los pies por delante, no puedo dejar que des a luz así, tendremos que hacerte una cesárea.

—¿Qué? No. —Negué rápidamente.

—Blair, es la única opción que te-

—No, las cosas no tenían que ser así. —Negué con la cabeza, empezando a notar como las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now