Veintitrés; De vuelta

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Me removí entre las sábanas, desperezándome un poco, y al estirar mi brazo noté que el lado izquierdo de la cama se encontraba vacío. Poco a poco fui abriendo los ojos, intentando acostumbrarme a la claridad que entraba a través de las cortinas, y pude confirmar que me encontraba totalmente sola en la habitación.

Me incorporé un poco, quedando con la espalda apoyada contra el cabezal de la cama y alcancé mi móvil que estaba cargándose sobre la mesita de noche. Al encender la pantalla pude ver la hora, las diez y cuarto, hacía más de dos horas que Nate se había ido para el aeropuerto. Solté un largo suspiro y volví a dejar el teléfono en su sitio.

Ayer, tras la pequeña discusión que tuvimos y que yo corté de inmediato encerrándome en el baño, no volvimos a hablar. Cuando salí ya cambiada él no estaba en la habitación, pero por el pasillo pude ver algo de luz que parecía proceder de la sala de estar. Por unos segundos pensé en ir en su busca y hablar, pero terminé descartando esa opción y me metí en la cama; estuve un buen rato dando vueltas, pero no fue el suficiente para estar despierta cuando él regresó porque ni siquiera recordaba el haber notado su presencia, de hecho, solo sabía que había dormido allí porque su lado de la cama estaba deshecho.

Odiaba haber discutido con él justamente antes de su viaje y ahora me arrepentía de no haber querido hablar las cosas anoche, pero en aquel momento no estaba pensando con claridad y bueno, puede que mi orgullo hubiese influido un poco también.

Dejé que mi mirada se perdiese durante lo que pudieron ser segundos o minutos en las vistas de la ciudad que se podían entrever a través de la tela semitransparente de las cortinas antes de volver a coger mi teléfono, esta vez para desbloquearlo y entrar en la aplicación de mensajería.

Avísame cuando aterrices,
por favor

Escribí aquel mensaje rápidamente y lo envié antes de que mi orgullo volviese a apoderarse de mí y mis acciones.

Dejé el móvil sobre la cama y salí de ésta, con la intención de dirigirme al baño. Una vez en éste abrí uno de los muchos cajones del lavamanos y cogí un coletero para poder recoger mi pelo en un moño algo desaliñado en lo más alto de mi cabeza antes de abrir el grifo para formar una pequeña piscina de agua con mis manos y mojarme el rostro, en un intento de terminar de espabilarme. Sequé bien mi rostro con una pequeña toalla y salí del baño, queriendo ir ahora a la cocina para prepararme algo de desayuno, sin embargo, me paré a mitad de la habitación cuando mis ojos fueron a parara la libreta que había sobre el pequeño sofá que teníamos en aquella estancia, justo al lado de mi bolso. Anoche la había sacado de éste para buscar mi teléfono y su cargador y en cuanto la vi a mi mente volvió a lo sucedido la noche anterior, a la salida del estudio, de lo que me había olvidado por completo a causa de mis problemas con Nate.

"Aunque creo que podría ayudarte con eso de tu bloqueo."

Las palabras de Justin se repitieron en mi mente con total claridad. ¿Qué tendría pensado?No había querido darme ni una mísera pista y eso me intrigaba aún más.

Agité la cabeza, queriendo olvidarme de ello, y retomé mi camino. Al fin y al cabo, estaba segura de que por muchas vueltas que le diese no conseguiría dar con lo que Justin tenía planeado y no pensaba estar comiéndome la cabeza hasta las nueve de la noche, cuando habíamos quedado.

Una vez en la cocina abrí el enorme armario de la despensa y observé lo que teníamos allí, en busca de algo de inspiración para decidir qué desayunar, pero antes de que pudiese tomar una decisión el timbre de casa sonó, sobresaltándome un poco.

Fruncí el ceño algo extrañada, ya que no esperaba ninguna visita, pero cerré la despensa y fui hacia la entrada. Antes de abrir la puerta miré a través de la mirilla, topando con que la que se encontraba tras esta era mi mejor amiga y sin dudarlo abrí la puerta.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now