Trece; ¿Va a ser siempre así?

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—¿Han llegado ya? —Me asomé al salón-comedor solo con un albornoz cubriendo mi cuerpo.

Nate, que estaba terminando de poner la mesa, se volvió para mirarme.

—No, pero desde luego habría sido interesante que les recibieses así vestida. —Me señaló algo divertido.

—Qué gracioso eres, cariño. —Una sonrisa sarcástica adornó mi rostro.

—Oye, al menos así le habrías dado un buen motivo a Madison para meterse contigo —continuó bromeando.

Terminé de recorrer los pasos que me separaban de uno de los sillones que teníamos frente al televisor y no dudé en coger un cojín para lanzárselo, aunque él reaccionó rápido y se agachó, logrando esquivarlo.

—¡Ey! —Se quejó volviendo a incorporarse.

—Eso por idiota —Le señalé—. Además, esto es culpa tuya.

—Yo no he sido el que te ha dicho que te eches una siesta. —Se cruzó de brazos y se apoyó en la mesa de cristal a sus espaldas.

—Pero —Alcé un dedo— podrías haberme despertado antes para que me diese tiempo de arreglarme.

—¿El mismo tiempo que estás perdiendo ahora discutiendo conmigo? —Alzó una ceja.

Abrí mi boca para contestarle, pero tras unos segundos en los que no se me ocurrió nada que decir volví a juntar mis labios en una fina línea mientras que los de Nate se curvaban en una sonrisa.

—Te odio —dije finalmente dando la vuelta para regresar a nuestra habitación, escuchando su risa a mis espaldas.

—¡Sabes que es mentira! —Alzó la voz para que pudiese oírle.

Yo sonreí negando con la cabeza, pero no volví a hablar ya que debía darme prisa si no quería acabar recibiendo a nuestros invitados en albornoz.

Antes de asegurarme de que aún estábamos solo nosotros dos en casa ya me había secado el pelo, así que ahora solo tendría que vestirme y maquillarme lo mejor posible con el poco tiempo que tenía. Afortunadamente, mientras me duchaba había estado pensando en la ropa que me pondría así que en cuanto entré al vestidor la cogí enseguida. Mi conjunto consistía en un top de satén negro de tirantes y con encaje en el escote junto a unos simples pantalones blancos y unos tacones del mismo color que el top.

En cuanto al maquillaje me limité a ponerme algo de base y corrector además de máscara de pestañas y a aplicar un tono nude a mis labios.

Orgullosa de mí misma por haber logrado arreglarme en un tiempo record para mí regresé al vestidor. Allí guardaba todas mis joyas y quería ponerme un collar y unos pendientes que Jonathan y Rose me habían regalado para mi cumpleaños. No tardé mucho en encontrar los pendientes, pero al parecer había guardado bien el collar porque no aparecía por ningún sitio.

—Pero si yo lo guardé aquí... —murmuré para mí misma.

Levanté los pequeños separadores que tenía en el cajón para poder guardar las distintas joyas sin que se mezclasen entre sí, con la esperanza de que hubiese acabado entre estos y me sorprendí al encontrar un estuche negro y alargado que ni siquiera recordaba tener allí guardado. Lo abrí, bastante curiosa por saber qué había allí dentro, y sentí mi corazón detenerse por un segundo al verlo al fin. Mis dedos acariciaron con cuidado aquel colgante, deteniéndose por unos segundos en las letras que había escritas en éste a la vez que varios recuerdos se agolpaban en mi mente.

—Gracias. —Le dediqué a Justin una pequeña sonrisa cuando hubo metido la última caja en el maletero de mi coche.

—No es nada —Negó con la cabeza—. ¿Eso era todo? —Señaló a sus espaldas.

All These Years • jb [3]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ