Ochenta; Cupido

2.6K 233 100
                                    

Empecé a despertarme y me removí entre las sábanas, desperezándome un poco. Cuando al fin abrí los ojos y giré mi cabeza vi a Justin aún completamente dormido a mi lado. Sonreí al verle y me acerqué un poco a él para dejar un pequeño beso sobre su pecho descubierto antes de reunir la fuerza suficiente para salir de la cama. El día anterior había decidido sacar de mi maleta algunas prendas de ropa para tenerlas a mano hasta deshacer mis maletas de forma más permanente, así que tras levantarme me dirigí hacia el vestidor de donde cogí un tanga y un kimono blanco con un estampado de flores. Con la ropa en la mano entré al baño, donde tras asearme me la puse para cubrir mi cuerpo totalmente desnudo.

—Hey. —La voz algo ronca de Justin me sorprendió al regresar a la habitación.

—¿Te he despertado? —Le pregunté algo apenada, acercándome a él.

—No, tranquila. —Negó con la cabeza y frotó sus ojos.

Me senté en el borde de la cama junto a él y me incliné un poco para poder unir nuestros labios rápidamente.

—Buenos días. —Le deseé sonriendo contra su boca.

—Hmmm... creo que será fácil acostumbrarme a estos despertares —comentó haciéndome reír.

—Pues no te acostumbres tanto que en unas semanas me voy. —Le recordé medio en broma.

—Bueno, disfrutaré lo que pueda. —Rodeó mi cintura y tiró de mí para que terminase tumbada sobre él.

—No me quejaré —confesé antes de volver a besarle, esta vez por varios segundos.

Justin sonrió cuando nos separamos y acarició mi mejilla.

—Por un momento, al despertarme, he creído que lo de anoche fue un sueño o algo, pero luego he visto tus maletas y me he dado cuenta de que no —bromeó arrancándome una nueva carcajada.

—Siento lo de las maletas —Me disculpé—, en cuanto me digas donde puedo poner mis cosas lo ordenaré todo. —Le prometí y él negó con la cabeza.

—Ponlas donde te vaya a ti mejor, ya sabes que hay espacio de sobras.

—Ya, pero me sabía mal colocar mis cosas en cualquier sitio sin preguntarte ni nada. —Me encogí de hombros.

—Te entiendo, tranquila —Me sonrió—. Por cierto, ¿por qué te has vestido? —Frunció el ceño haciéndome reír.

—¿Quieres que vaya desnuda todo el día? —Enarqué una ceja.

—¿Por qué lo dices como si fuese mala idea?

—Estás fatal. —Agité la cabeza y me incorporé para quedar sentada sobre él.

—¿Se te había olvidado? —bromeó sentándose también.

—Un poco, hacía mucho que no me soltabas este tipo de comentarios. —Sonreí ladeando un poco la cabeza.

—Bueno, eso es porque no quería que te sintieses incómoda. —Frunció un poco el ceño y yo borré mi sonrisa.

—¿En serio? —pregunté algo sorprendida.

—Claro —Asintió—. Tú no te sentías cómoda con tu cuerpo y no habría estado bien por mi parte decirte algo así.

—Vaya, gracias.

—No tienes que darlas —Negó con la cabeza—. Pero oye —Sentí sus manos colándose por debajo de mi bata—, que no te dijese cosas así no quiere decir que no las pensase —apuntó con una pequeña sonrisa que me contagió.

Sin decir nada más se acercó a mí para besarme de nuevo, aunque esta vez con más ganas que las anteriores. Sus manos no tardaron en acomodarse en mi trasero y al notarlas sonreí, rompiendo nuestro beso.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now