Veinticuatro; Sesión en el estudio

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—Creía que la habías vendido —dije al cerrar la puerta del coche, aún sin poder apartar mis ojos de aquella casa.

—Esa era mi intención —Me aseguró rodeando el vehículo par acercarse a mí—, pero finalmente fui incapaz de hacerlo —confesó metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones, mirando también hacia la casa—. Supongo que tenía demasiados recuerdos como para deshacerme de este lugar. —Se volvió hacia mí.

—Ya, para mí tampoco fue fácil dejar esto atrás —murmuré más bien para mí misma, aunque Justin me escuchó perfectamente.

—Venga, vamos —Me apremió haciendo un gesto en dirección hacia la casa antes de empezar a andar hacia ésta—. Está algo distinta a como la recuerdas. —Me advirtió Justin cuando nos detuvimos frente a la puerta.

—¿Distinta? —Le miré algo curiosa.

—Ahora lo verás. —Me sonrió antes de sacar una llave del bolsillo de sus pantalones.

Introdujo la llave en la cerradura y tras darle un par de vueltas abrió finalmente la puerta, haciéndose a un lado para que yo pudiese pasar primero. Cuando me adentré en la casa se encontraba totalmente a oscuras, así que no se podía ver nada, pero cuando Justin entró justo detrás de mí encendió la luz, permitiéndome ver aquel lugar.

—Vaya... —murmuré observando todo lo que tenía a mi alrededor— Creo que te has quedado un poco corto con eso de algo distinta. —Me volví hacia Justin que rió mientras cerraba la puerta.

—¿Qué te parece? —Se colocó junto a mí.

—Pues que un estudio es lo último que me habría imaginado, la verdad —admití arrancándole una nueva carcajada mientras me acercaba un poco más para verlo todo mejor.

El espacio que solían ocupar varios sofás ahora estaba ocupado por una mesa de mezclas junto con un ordenador y un par de sillas para sentarse frente a ésta. Por otro lado, la mitad superior de la pared que había justo delante —y en la que antes estaba el televisor— era ahora de cristal, dejando ver una sala anexa con todo lo necesario para grabar la voz y la melodía tocada con cualquier instrumento.

Me di media vuelta y me percaté de que la larga mesa de cristal en la que tantas veces habíamos cenado con nuestros amigos había desaparecido y había sido sustituida por un piano de cola negro; además, la cocina que siempre había estado separada del resto de la estancia por una simple encimera ahora lo estaba por un tabique.

—A pesar de no querer deshacerme de esta casa tampoco me veía capaz de vivir en ella y no quería dejarla abandonada —Justin volvió a hablar, provocando que me girase hacia él—. Así que pensé que lo mejor era transformarla en algo práctico, aunque visto lo visto no me sirvió de mucho. —Esbozó una mueca y yo reí.

—¿No has grabado nada aquí? —pregunté pasando mis dedos por las teclas de aquel piano.

—Alguna que otra canción, pero nunca llegaron a salir a la luz, fueron más bien para mí mismo. —Se encogió de hombros.

—Yo también tengo algunas de esas —Sonreí levemente, contagiándole antes de volverme hacia las puertas de cristal—. ¿Puedo? —Las señalé.

—Claro —Asintió—. No tienes ni que preguntar.

Me acerqué hasta éstas tras dejar mi bolso sobre la banqueta del piano y las abrí, dejando que el fresco de la noche entrase a la casa. A tientas busqué el interruptor de la luz que había en el balcón y en cuanto la encendí salí por completo, dejando que el viento chocase con mi cara y que el sonido de las olas rompiendo en la orilla inundase mis oídos. Me apoyé en la barandilla y dejé que mi vista se perdiese en el horizonte. Tan solo unos segundos después pude escuchar los pasos de Justin acercándose y, a pesar de que no me giré, pude notar como se ponía a mi lado.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now