Cincuenta; ¿Volverás a irte?

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—Veo que el chocolate sigue siendo tu perdición —bromeó Justin, observando como rebañaba con la cuchara la poca mousse que me quedaba.

—Obviamente —Mi ceño se frunció un poco—. Estás hablando de un manjar de dioses —dije llevándome la cuchara a la boca.

—Eres demasiado. —Negó con la cabeza.

—Gracias —Sonreí antes de beber un poco de agua. En todo momento sentí los ojos de Justin sobre mí y cuando volví a dejar el vaso sobre el mármol de la isla le miré algo curiosa—. ¿Qué pasa?

—Nada. —Agitó la cabeza.

—¿Y por qué me miras tan fijamente? —pregunté con una tímida sonrisa tirando de mis labios.

—¿No puedo mirarte? —Apoyó su codo sobre la isla y sujetó su cabeza con su mano, aún sin apartar sus ojos de mí ni un solo segundo.

—Sí, pero me pone nerviosa que lo hagas tan fijamente —admití.

—Ah, ¿sí? —Empezó a acercar su rostro al mío, abriendo sus ojos de una forma exagerada que me hizo reír.

—¡Para ya! —Con mi mano quise apartar su cara, pero él sonrió y la cogió, acariciando el dorso de ésta con su pulgar.

—Es solo que me alegro de verte tan bien —confesó alzando la mirada para hacerla coincidir con mis ojos—. La última vez que nos vimos en persona... —Suspiró— las cosas eran bastante distintas.

—Bueno, este tiempo hemos estado en contacto y has podido ver cómo he ido mejorando. —Me encogí de hombros.

—Lo sé, lo sé —Asintió—, pero no es lo mismo una llamada de quince minutos que tenerte a mi lado mientras comíamos.

—Creo que te has quedado algo corto con eso de los quince minutos —bromeé arrancándole una nueva sonrisa a Justin.

—De eso te quería hablar. —Se recolocó en su asiento y carraspeó.

—¿Qué pasa? —Fruncí el ceño extrañada.

—Pues que voy a tener que pasarte la factura del teléfono de estos meses —dijo totalmente serio, aunque soltó una fuerte carcajada al ver mi cara.

—Serás imbécil —Me deshice de su agarre sobre mi mano y golpeé su pecho, aunque creo que no conseguí demasiada cosa porque él siguió riendo—. Como si no tuvieses suficiente dinero como para pagar tu factura y la de media ciudad.

—Qué era broma, mujer... —Acarició mi brazo.

Antes de que pudiese contestar la pantalla de mi teléfono, situado sobre el mármol de la isla, se iluminó y empezó a sonar, llamando mi atención.

—Es Rick —dije al ver su nombre—. Tengo que contestar. —Cogí el teléfono y me levanté.

—Claro, tranquila. —Me sonrió.

Correspondí su gesto y me encaminé hacia las puertas corredizas que llevaban al jardín mientras descolgaba la llamada.

—Hola —saludé al colocarme el teléfono sobre la oreja.

—Hey, perdón por no haberte llamado cuando me has avisado de que habías aterrizado —Se disculpó rápidamente—, pero es que hoy he tenido un día bastante ajetreado y como sabía que Justin iba a buscarte...

—Tranquilo, no pasa nada. —Le aseguré.

—Bueno, ¿qué tal tu regreso? —Se interesó.

—Sorprendente —admití sin poder evitar sonreír.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now