Doce: ¿Celoso?

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El ruido de la puerta abriéndose llamó mi atención, provocando que apartase la vista de la pantalla de mi portátil y enseguida vi a Nate apareciendo por el pasillo.

—Hey, buenos días. —Se acercó a mí para darme un fugaz beso.

Su pelo, algo mojado todavía, estaba peinado hacia atrás y él desprendía un ligero y agradable olor a gel mezclado con colonia.

—Buenas. —Le sonreí cuando nos separamos.

Él dejó su bolsa del gimnasio sobre el mármol de la isla de la cocina, frente a la que me encontraba yo sentada.

—¿Hace mucho que estás despierta? —Me preguntó mientras abría la nevera para sacar de ésta un zumo de frutas.

—Una hora o así —comenté mirando la hora en mi portátil—. Ya he desayunado y todo. —Le expliqué.

—¿Y ahora qué haces? —Se acercó a mí curioso, tras haber bebido un poco de zumo.

—Pues estoy mirando algunas casas en Los Ángeles. —Giré un poco el ordenador para que pudiese ver la página que estaba mirando.

—¿No hace ni veinticuatro horas que tomamos la decisión y ya estás mirando donde mudarnos? —Alzó una ceja, mirándome con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

—En realidad... —Mordí mi labio inferior.

—¿Qué? —Se sentó junto a mí y bebió de nuevo.

—Ya llevo un par de días cotilleando un poco —admití y él rió—. Era solo por curiosidad. —Me encogí de hombros.

—¿Y qué? ¿Has visto alguna que te guste? —Se interesó.

—Un par, la verdad. Están cerca de la casa de Liv y Dan —añadí.

—¿Quieres que vivamos en Beverly Hills?

—Sí, bueno... Es lo que había pensado porque allí viven nuestros amigos —Le expliqué—. Pero si tú prefieres otra zona...

—No, no —Negó con la cabeza—. No había pensado en nada en concreto, la verdad, apenas me has dado tiempo —bromeó.

—Lo siento, es que todo esto me tiene muy emocionada —confesé—. Gracias por haber accedido.

—No tienes que darme las gracias por eso —Negó con la cabeza—. Con verte así de contenta me basta y me sobra —aseguró.

Inevitablemente una nueva sonrisa tiró de mis labios y me acerqué a él para volver a besarle, esta vez por más tiempo que antes.

—Te quiero —susurré contra su boca.

—Y yo a ti —Me sonrió antes de apartarse y volver a mirar el ordenador—. De camino al gimnasio Danielle me ha llamado y he aprovechado para comentarle lo de la mudanza.

—Oh, ¿y qué te ha dicho? —Me interesé.

—Que le parecía bien —Se encogió de hombros—. Pero también se ha ofrecido a echarnos una mano con esto de buscar casa.

—¿Cómo? —Fruncí el ceño.

—Un primo suyo es agente inmobiliario en Los Ángeles —Me explicó—. Me ha dicho que si le decimos la zona que nos interesa y las características de la casa que queremos él puede buscarnos algunas y enseñárnoslas cuando vayamos allí.

—Pues eso sería genial, nos ahorraría bastante tiempo. —Esbocé una pequeña mueca con mis labios.

—Genial, pues luego concretamos qué es lo que buscamos exactamente y la llamo, ¿vale?

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now