Ochenta y cinco; ¿Cabeza o corazón?

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Una sonrisa tiró de mis labios en cuanto vi a Liv acercarse a la puerta de la que sería mi nueva casa, con Ivy en su carro.

—Que cabrona... —Fueron las primeras palabras que salieron de la boca de mi mejor amiga, dejándome algo sorprendida— ¡Te has puesto todavía más morena! —Me señaló y yo reí.

—Es lo que tiene irse a las Bahamas. —Me encogí de hombros y la abracé.

—Aún así te he echado de menos —admitió en mi oído, arrancándome una pequeña sonrisa.

—Y yo a ti —Le aseguré al apartarme y volverme hacia el carro—. ¿Y a quién tenemos por aquí? —Me agaché un poco.

Liv había cambiado ya el capazo en el que siempre la solía llevar por una sillita, por lo que Ivy estaba medio sentada.

La pequeña me observó por unos segundos antes de esbozar una pequeña sonrisa y agitar el juguete que tenía en su mano. Yo sonreí ante su gesto y acaricié su mejilla con mi nudillo, cariñosamente.

—Vamos dentro, anda. —Animé a Liv al volver a incorporarme.

Dejé que ella entrase primero y yo la acompañé hasta el salón, donde dejó el carro junto al sofá.

—Bueno, cuéntame qué tal todo. —Me animó.

—Creía que habías venido a ayudarme con la decoración de la habitación de los niños. —Alcé una ceja.

A decir verdad, la casa era jodidamente enorme, así que le había propuesto a Dan y Liv reservar una de las habitaciones para Harper y Alex, ya que me habían pedido por lo menos un millón de veces quedarse a dormir allí cuando estuviese todo listo.

—Sí, sí, pero tenemos tiempo. —Agitó su mano, queriendo restarle importancia.

—No tanto, he quedado con Rick y Caroline para comer —comenté mirando la hora en el reloj que había colgado en una de las paredes.

—Está bien, supongo que podremos hacer las dos cosas a la vez —murmuró mientras sacaba a Ivy del carrito, ya que empezaba a molestarse.

—Ya la llevo yo, anda —Le propuse y asintiendo conforme me la pasó—. Creo que lo mejor es que su habitación esté al lado de la mía, ya sabes, por si pasa cualquier cosa. —Le comenté al dirigirnos hacia el pasillo que llevaba hasta las escaleras.

—Claro. —Asintió.

Guié a Liv hasta la habitación que había escogido y con un gesto con la cabeza le indiqué que abriese la puerta.

—Sé que ahora no tiene pinta de habitación para niños, pero tu imagínatela vacía —bromeé señalando a mi alrededor. Aquella habitación había sido decorada para ser un despacho—. Creo que esta es lo suficientemente amplia para los dos y aún hay sitio para que jueguen y eso.

—Sí y si pones unas literas podrías ahorrar espacio —murmuró mirando a su alrededor.

—¿No son un poco pequeños para eso? —pregunté algo dudosa.

—A mí no me entusiasma demasiado la idea —admitió esbozando una mueca—, pero un amigo de Alex tiene una que es bajita y parece estar bien protegida.

—¿A ellos les gusta?

—Les encanta. —Me corrigió haciéndome reír.

—Está bien, podemos mirar algunas a ver cual te convence más, he traído el portátil por si teníamos que buscar algo. —Señalé con la cabeza mi mac, situado sobre el escritorio.

Liv fue a por él de inmediato y ocupamos un par de sillones que había en una esquina de la estancia, sentando yo a Ivy sobre mi regazo y asegurándome de sujetarla bien mientras ella seguía agitando su juguete.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now