Treinta y uno; Alejarme de él

2.8K 225 260
                                    

Me removí en la cama, empezando a despertarme, y me estiré un poco para desperezarme, golpeando con mi mano algo que había al lado. Fruncí ligeramente el ceño y empecé a abrir mis ojos poco a poco, intentando adaptarme a la luz que entraba a través de las cortinas. Al conseguirlo pude ver que junto a mi lado de la cama había una rosa roja con un largo tallo. Algo extrañada me incorporé para poder cogerla y fue entonces cuando me di cuenta de que aquella no era la única, sino que la habitación se encontraba repleta de ramos de aquel tipo de flor.

—Pero ¿qué...? —murmuré algo descolocada, mirando a mi alrededor.

Dejé la rosa que aún sujetaba en el sitio en el que la había encontrado y me deshice de las sábanas que cubrían mi cuerpo para poder salir de la cama y la habitación.

Recorrí la casa en busca de Nate y finalmente di con él en la cocina, preparando algo en la sartén.

—Buenos días —dije para llamar su atención.

Él se volvió hacia mí enseguida y esbozó una pequeña sonrisa.

—Hey, creía que seguías durmiendo.

—Me acabo de despertar —Le expliqué pasando una mano por mi pelo para apartar intentar peinarlo—. Mmm... ¿qué son todas esas flores del dormitorio? —Señalé a mis espaldas.

—Me apetecía tener un detalle —Se encogió de hombros—. También tenía pensado llevarte el desayuno a la cama —Señaló hacia sus espaldas, donde había una bandeja con una taza y un plato con un par de tortitas—, pero te me has adelantado.

—Gracias, pero no hacía falta que hicieses nada de eso. —Negué con la cabeza.

—Ya te he dicho que me apetecía hacerlo, no ha sido nada —Me aseguró—. ¿Por qué no te sientas? —Señaló la mesa que había junto a las puertas del jardín— Yo enseguida termino con esto.

—Está bien. —Mordí mi labio inferior y me dirigí hacia allí, ocupando la silla que se encontraba presidiendo la mesa.

Tal y como me había prometido, apenas unos cinco minutos después frente a mí tenía un plato con tres tortitas y una taza de café junto con un bote de sirope.

—Espero que te gusten.

—¿Tú no comes? —pregunté al ver como se alejaba de la mesa.

—No —Negó con la cabeza—. He desayunado otra cosa antes de que te levantases, no me apetecía mucho comer tortitas.

—Oh, vale. —Asentí y cogí el sirope para echarlo encima de las tortitas antes de empezar a comérmelas.

Siendo sincera, estaban buenísimas, al fin y al cabo, Nate tenía una especie de don para todo lo relacionado con la cocina. Probablemente, en otro momento le habría llenado a besos para agradecerle su detalle, sin embargo, hoy no era el día.

—¿Qué tal están? —Me preguntó Nate tras varios segundos en los que ambos habíamos guardado silencio. Él había estado recogiendo la cocina y yo simplemente comiendo, perdiéndome en las vistas de la ciudad de vez en cuando.

—Muy buenas. —Esbocé una pequeña sonrisa y me limpié la boca con una servilleta.

Él sonrió también y se acercó un poco a mí.

—Me alegro —Retiró la silla que había a mi lado y la ocupó soltando un largo suspiro—. Escucha, Blair...

—¿Mhmmm? —Le miré mientras dejaba a un lado la taza de café a la cual le acababa de dar un sorbo.

—Entiendo que después de lo que pasó las cosas no van a ser como antes de la noche a la mañana —Buscó mi mano encima de la mesa y la cogió, acariciando el dorso de ésta—, pero yo no pienso rendirme hasta que me perdones del todo.

All These Years • jb [3]Where stories live. Discover now