: 60 :

3.2K 521 103
                                    

Una mano conocida acarició su frente y mejilla. Seokjin creyó estar soñando porque no había manera de que Namjoon estuviera junto a él en ese momento. Mantuvo los ojos cerrados y trató de ignorar sus alucinaciones intentando conciliar el sueño, pero entonces hubo un suspiro y Namjoon habló:

—Te arriesgas demasiado.

Seokjin se incorporó sobre la cama exaltado y confundido. Namjoon estaba demasiado cerca cuando todo ocurrió por lo que contuvo una maldición al ser golpeado por la cabeza de Seokjin y retrocedió sujetando sus labios, saboreando su propia sangre.

—¡Lo siento! —gritó Seokjin—. Es solo que... ¡Oh por amor de...! No puede ser, ¿qué haces aquí?

—Pagamos la fianza —sonrió Namjoon.

—No tenían derecho a fianza —Seokjin entrecerró los ojos—. Escaparon.

No había sido una pregunta, pero Namjoon respondió negando con la cabeza.

—Nos dejaron ir. Hyuna ayudó.

Seokjin no necesitaba escuchar más explicaciones, necesitaba abrazar a Namjoon y eso fue lo que hizo. Se aferró a él y hundió el rostro en el pecho del hombre.

—Al fin, todo está en orden ahora —murmuró.

—No, no lo está.

Seokjin se tensó ante el cambio oscuro en el tono de voz y se apartó para poder ver directo a los ojos de Namjoon. Por un momento no comprendió, pero luego recordó.

—La mano amputada. Yang.

—Es la mano de Hoseok —confesó Namjoon.

El sonido que Seokjin hizo no parecía humano. Se cubrió los labios con dedos temblorosos y trató de darle sentido a todo, ¿cómo no había notado nada? Cuando la mano amputada llegó a casa del doctor Hun por supuesto que se sintió asustado, pero no se detuvo a analizarlo a fondo. Había estado demasiado cansado y lo único que quería era dormir unas pocas horas. Buscó el reloj a lado de la cama, era la una de la mañana. Había descansado lo suficiente.

Intentó ponerse en pie, la mano de Namjoon lo detuvo de inmediato.

—No. Descansa un poco más.

—¿Cómo puedes pedirme eso? —respondió incrédulo—. Vamos a ir por los demás. Debemos detener a Yang.

—No.

—¿De qué estás hablando, Nam...?

—No "debemos". Solo yo lo haré.

Seokjin parpadeo confundido intentando apartar el sueño que todavía lo abrumada y luchó por darle sentido a las palabras.

—¿Vas a ir tú solo?

—Le daré lo que quiere.

—No hablas en serio —negó Seokjin—. ¿Entregarás tu territorio, tus negocios, tus hombres y mujeres?

—Nunca fueron míos en primer lugar —continuó Namjoon.

—No lo harás. No te dejaré, ninguno de nosotros te dejará hacerlo.

—Ya hablé con ellos —aseguró Namjoon con calma—. Todos están de acuerdo. Prefieren entregarlo todo y recuperar a sus amigos que permitir que los sigan torturando.

Seokjin se apartó aún más de Namjoon hasta salir de la cama. Sentía como si su cuerpo estuviera en llamas. Estaba mareado y falto de aliento cuando llegó a la puerta del baño tratando de pensar en una respuesta.

—Jin...

—¡Debe haber otra forma! —gritó con brusquedad—. No puedes simplemente dejarlo todo atrás y empezar de cero, ¡Namjoon ninguno de ustedes es normal! No pueden tener una vida normal. ¿De qué vivirás? ¿A dónde irás? Quieres decir que planeas conseguir casa en los suburbios, un trabajo de oficina, una esposa, niños y una mascota. Naciste y creciste en la mafia, ¿cómo vivirás fuera de ella?

HOME » NJ•KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora