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Taehyung hundió el rostro entre sus manos y sollozó, balbuceó algunas palabras sin sentido y siguió llorando tan audible como podía.

—No entiendo —empezó a decir en medio de hipidos—. ¿Por qué harían eso? ¿por qué me abandonaron?

—Ni idea —negó Yang y se acomodó en su lugar prestando atención a cada uno de los movimientos del castaño.

Taehyung era consciente de que el hombre no confiaría en él de un momento a otro. Si bien era cierto que sonaba creíble el hecho de que Namjoon lo había abandonado, el que Jungkook lo hiciera era otra cosa completamente distinta. Todos habían sido testigos de lo mucho que la bestia de los Kim lo deseaba y protegía, que después lo abandonara por voluntad propia era algo que nadie iba a tragarse.

A esas alturas Yang ya sabía que el grupo de Namjoon se había desintegrado en cuanto el líder decidió huir. Taehyung estaba seguro de que también tenía a sus hombres en todos lados buscando a Namjoon y a Seokjin y con suerte no darían con ellos al menos durante las siguientes horas.

—¿Lo asesinaste? —preguntó sacando su mejor actuación—. ¡Dime si asesinaste a Jungkook! —insistió y su voz se rompió en esa última palabra.

Yang sonrió, el muy maldito.

—Sabes que no me estoy creyendo todo esto, ¿verdad? Ya puedes dejar de fingir —señaló el hombre—. Supe de muy buena fuente que tú y tu amiguito se deshicieron de Wang como si fuera un gusano en su camino. Usaron explosivos, ¿cierto? Me pregunto de dónde sacaron ese tipo de juguetes y cómo hicieron para que un hombre del calibre de Wang cayera tan fácilmente. De hecho, permíteme.

Yang se puso de pie dramáticamente y empezó a aplaudir sin dejar de sonreír al mismo tiempo que animaba a sus hombres, quienes custodiaban las cuatro esquinas de la estancia y la entrada, para que ellos también se unieran a la ovación.

—¿Se está burlando de mi? —dijo Taehyung—. ¡Fue usted quien mandó a Sebastián para que nos asesinara y es usted quien tiene secuestrados a mis amigos y es usted quien...!

—Exacto —interrumpió Yang, su rostro se hizo severo—. Yo hice todo eso y aun así corriste directo a mi. Solo hay dos posibles explicaciones para eso: eres idiota o planeas algo.

—No tenía a dónde más ir. Además necesito hablar con Hoseok, Yoongi y los demás, decirle a Jackson que encontramos a Zeyu, decirles que Namjoon escapó.

—Ellos ya lo saben —afirmó Yang—. No podía dejar pasar la oportunidad de burlarme de ellos en sus caras y ver sus reacciones de primera mano cuando les dije que su querido líder había tomado al chico bonito de labios sensuales y desaparecido de la faz de la Tierra.

—Usted es despreciable —comentó Taehyung con todo el rencor que pudo.

Yang se encogió de hombros.

—Mi querido Taehyung, creo que te he tomado por ingenuo y débil. Te deshiciste de mi propia bestia latina, te deshiciste de Wang, te deshiciste de Namjoon y puede que hasta de Jungkook. Debo admitir que me sorprendes.

—Jin fue quien planeó todo eso, yo solo ayudé. ¿Qué quiere decir con que me deshice de Namjoon y Jungkook? ¿está sordo? ¡Ellos me abandonaron!

Yang golpeó una pequeña mesita que se encontraba cerca del sofá donde estaba sentado con tanta fuerza que la destruyó. Pedazos de cristal, cerámica y madera salieron disparados por todos lado y Taehyung se hundió en su lugar abriendo los ojos con asombro.

—No me tomes por idiota —advirtió el hombre.

Taehyung abrió la boca y volvió a cerrarla tratando de mantener su apariencia de chico frágil y asustado tanto como fuera posible lo cual no requería de mucha actuación pues en verdad estaba muriendo de pánico, nervios y terror. Si el plan fallaba significaría no solo su muerte sino la del resto del grupo también.

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