: 17 :

8.4K 1.1K 210
                                    

Eran casi las tres y media de la mañana cuando la puerta de la habitación se abrió dejando entrar un grueso hilo de luz al interior de la silenciosa estancia.

Seokjin yacía de costado sobre la cama con las sábanas enredadas entre sus piernas. Su brazo derecho abrazaba una de las almohadas, su pierna estaba sobre la misma y su rostro era un reflejo de pureza y perfección apenas comparado con la belleza celestial de un ángel. O al menos así era como Namjoon lo veía.

La lámpara a lado de la cama estaba encendida, pero no era lo suficientemente brillante como para tener una mejor visión de los rasgos perfectos del chico. Sus labios estaban entre abiertos, su piel lechosa brillaba como si hubiese sido espolvoreada por alguna especie de polvo de hada. Sus piernas estaban desnudas, de hecho se notaba la desnudez de su parte inferior por encima de las delgadas sábanas. Solo llevaba una playera de algodón simple y nada más.

Namjoon se tomó su tiempo para desnudarse sin apartar la mirada. De un momento a otro notó que todo el cansancio que había sentido se esfumaba. El cuerpo de Seokjin parecía llamarlo de una manera que no era sana. Lo peor de todo es que ambos encajaban como un par de piezas de rompecabezas.

¿Acaso existía el destino? Pues Namjoon nunca lo había creído hasta ese momento. Aunque le parecía que era un destino cruel. Él nunca podría tener a Seokjin de la manera que le gustaría mientras viviera de ese negocio.

Sonrió con tristeza deteniéndose para acariciar el rostro pacifico del chico. Sus manos nunca se estaban quietas cuando estaba cerca de él. Era como si le quemaran por tocarlo.

—Tardaste —exclamó la voz ronca y somnolienta de Seokjin cuando giró hasta caer sobre su espalda. Luego se estiró como un felino.

Namjoon observó la manera en la que las sábanas se movían dejando gran parte de las piernas al descubierto, apenas cubriendo lo necesario la entrepierna de Seokjin. Tragó con dificultad y se sentó sobre el borde de la cama aclarando su garganta.

—Descansa —dijo decidido a no corromper ese hermoso ser, tan solo atrasando un poco lo inevitable.

Seokjin frunció adorablemente el ceño antes de abrir los ojos y parpadear para acostumbrarse a la tenue luz de la lámpara.

—¿Estas jugando? Te espere mucho tiempo —dijo el atrevido muchacho sonriendo con malicia y girando hasta quedar boca abajo. Hundió el rostro en la almohada cuando las sábanas quedaron debajo de su cuerpo y su trasero brilló al descubierto, disponible y dispuesto.

Aquello debería ser considerado una falta de respeto, pensó Namjoon cuando todo en su cuerpo se removió de maneras inimaginables.

Su garganta se secó, sus manos ardían pidiendo tocar, marcar, reclamar como suyo. Joder, a veces olvidaba lo malditamente posesivo que podía llegar a ser. ¿Seokjin lo consideraría sofocante? Seguro que sí.

Al parecer tardó demasiado tiempo en reaccionar ya que Seokjin soltó un sonido de queja y meneó las caderas hasta hacer que sus glúteos se agitaran llamando la atención del moreno quien se inclinó para poder morder la blanca piel de ese llamativo trasero. Era suave y tersa como sospechó.

—Esto es inaudito —dijo en medio de un jadeo mientras mordía de nuevo ganando un sonidito por parte de Seokjin—. No se supone que un chico de veintitantos tenga "pompis de bebé", ¿acaso eres un ser de otra dimensión?

Seokjin soltó una carcajada que sonó sofocada por la almohada.

—Eres ridículo —respondió sacando el rostro para tomar aire—. ¿Alguna vez dejas de decir cursilerías?

—¿Te molesta?.

Seokjin tenía un notable sonrojo que corría desde sus mejillas hasta sus orejas y por el resto de su nuca.

HOME » NJ•KVWhere stories live. Discover now