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La habitación de Namjoon estaba vacía. La cama no parecía haber sido usada por lo que Hoseok tenía una idea bastante precisa de dónde podría estar en ese momento su jefe, pero lo confirmó cuando Jimin se acercó a él para decirle:

—Pasó toda la noche follando con Seokjin.

—Lo supuse —asintió a las palabras.

—Deberíamos seguir su ejemplo, ya sabes —Jimin le sonrió con insinuación.

Hoseok suspiró agotado.

—No estamos en condiciones para pensar en sexo. Tenemos a un soplón entre nosotros, una guerra a la vuelta de la esquina y...

Jimin rodó los ojos, tomó la nuca de Hoseok con fuerza y lo atrajo hasta estampar sus labios en un beso rudo. Lo besó profunda y lentamente por unos segundos para luego separarse no sin antes morder el labio inferior de Hoseok.

—Relájate, si te sigues preocupando de esa manera te saldrán arrugas pronto —exclamó sonriendo.

Hoseok no respondió, sus ojos se desviaron hacia alguien más.

Taehyung estaba escondido detrás de un pilar observándolos con los ojos muy abiertos, la boca desencajada y las mejillas sonrojadas. En cuanto notó que Hoseok lo había atrapado saltó hasta meterse dentro de una de las habitaciones.

—¿Qué? —Jimin giró para ver qué había llamado la atención del otro hombre.

—Creí haber visto algo —respondió Hoseok para luego girar y emprender su camino.

***

Taehyung se recargó contra la puerta y se llevó las manos a sus mejillas. Las sintió calientes, su corazón palpitaba desbocado y hasta estaba hiperventilando como si hubiese sido él a quien habían besado. Ni siquiera sabía porque se sentía de esa manera. Lo que acababa de presenciar era...

—¿Qué crees que haces? —una voz conocida lo hizo soltar un grito ahogado y levantar la mirada.

Jungkook llevaba una toalla envuelta en la cintura, el torso desnudo y el cabello oscuro húmedo. Gotitas de agua caían sobre sus hombros.

Taehyung giró alrededor como si acabara de despertar de un sueño.

—¿Esta es tu habitación?

—Sí —Jungkook arqueó una ceja, su cabello era más largo de lo que Taehyung recordaba o quizás no lo había notado hasta ese momento.

—Uh —el castaño empezó a recorrer la estancia—. No tienes muchas cosas aquí.

Sólo había un armario, la cama y un par de pesas de diez kilos cada una en la esquina cerca de un espejo de cuerpo completo. La habitación de Jungkook carecía de ornamentación, recuadros o cualquier tipo de cosas que pudiera brindar un toque cálido. Todo era negro y gris.

—Hace falta algo rosa por aquí —señaló Taehyung.

—Fuera de mi habitación.

—Estamos conversando, ¿no? —Taehyung ignoró la petición y caminó hasta sentarse sobre la cama de Jungkook donde un cambio de ropa limpia esperaba a ser usado—. Es que, no quiero salir ahora.

—¿Por qué?

Las mejillas de Taehyung volvieron a sonrojarse de sólo recordar. Jungkook tomó otra toalla y empezó a secarse.

—Creo que vi algo que no debí haber visto.

—¿Algo malo? —Jungkook parecía más interesado.

Taehyung no sabría si definirlo como algo bueno o malo.

—Algo... Incorrecto, creo.

Jungkook se quitó la toalla que lo cubría dejando al descubierto su virilidad ante los ojos de Taehyung quien de inmediato desvió la mirada avergonzado.

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