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Seokjin entró al cuarto de baño que era del tamaño de todo su departamento e incluso más grande y se asustó al ver su reflejo en el espejo. Era tan enorme que todos los defectos del maquillaje excesivo en su piel resultaban más que notorios.

Hizo una mueca a su propio rostro. El rímel y delineador se habían escurrido dejando un camino de lágrimas negruzcas. Sus labios negros eran un fantasma más bien verdoso y el tono naranja de su base de maquillaje había adquirido un color rojo jitomate. Lo primero que hizo fue lavarse la cara hasta que sólo quedaron rastros pequeños de aquello que parecía más bien una máscara de Drag Queen para noche de brujas. Se recorrió el vestido rojo nada favorecedor, tan apretado que hacía ver sus hombros peor de anchos.

Se deshizo de todo lo que le molestaba y caminó temeroso a la regadera. No estaba seguro de lo que planeaba encontrar, pero sin duda una tina de cerámica tan grande como un jacuzzi, jabones y sales aromáticas no era parte de lo que esperaba.

—No merezco tanta comodidad —dijo en voz alta, pero aún así abrió la llave del agua y sonrió sintiendo burbujas en todas partes.

Esa sería la primera y última vez que disfrutaría de algo como aquello, así que, qué más daba.

—Te ves horrible —se burló Namjoon cuando Yoongi apareció por el corredor con el rostro lleno de hematomas.

—Ya quisieras verte tan atractivo como yo —resopló el otro, su cara estaba tan hinchada que parecía que explotaría en cualquier momento.

La sonrisa suave de Namjoon se borró de un instante a otro. Su mirada se volvió severa aunque el resto de su cuerpo estuviera relajado y tranquilo.

—Matamos a varios por tu culpa. Creímos que estabas en problemas.

Yoongi se encogió de hombros sin verse afectado.

—No recuerdo haberte pedido que lo hicieras.

Namjoon resopló, después de todo no era la primera, y tampoco sería la última vez, que mataba por su primo. Ambos avanzaron hasta el despacho de Namjoon. Yoongi cerró la puerta tras él y caminó encorvado hasta dejarse caer en uno de los asientos soltando una queja adolorida cuando por fin pudo recargarse contra la silla. Alguien se burló. Yoongi no necesitaba girar para saber que se trataba de Hoseok.

—Me dijeron que Yeji te había dejado mal, pero no imagine que así de mal.

—Me da gusto verlos también —Yoongi sonrió de lado, mostrando el piercing de su lengua.

—Ya suelta lo que tienes. No estarías aquí en este desagradable estado si no tuvieras algo interesante que contar —apresuró Namjoon tomando un vaso y sirviendo brandy.

Yoongi volteó hacia Hoseok quien captó de inmediato la señal. Se apresuró a asegurar la puerta para que pudiera hablar libremente.

—Se trata de Yang —dijo Yoongi una vez que se sintió seguro—. Descubrí algo interesante, él y sus hombres han estado haciendo tratos sucios con Wu.